Con la presencia de la secretaria de Salud de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) de Córdoba, Blanca Mendoza, se oficializó ayer la delegación Villa María del gremio.
Fue designada como delegada Silvia Villafañe, quien estuvo acompañada por otras mujeres meretrices “con las que trabajaremos codo a codo contra la represión policial”, indicó la flamante delegada. “También estaremos luchando contra la explotación de los proxenetas”, agregó.
Asegura que en la ciudad hay aproximadamente unas 30 mujeres ejerciendo el trabajo sexual “y lamentablemente unos tres proxenetas que, con el cierre de los prostíbulos, mandan a las chicas que explotan a trabajar con nosotras, las que ejercemos la prostitución de manera independiente”, agregó.
La presentación fue ayer en la sede de la CTA, donde funcionará AMMAR Villa María.
En la oportunidad, Mendoza destacó que desde hace años vienen a Villa María “y recién ahora, que encontramos a una luchadora como Silvia, pudimos abrir la delegación”.
Señaló que es la primera sede activa del interior provincial, dado que en San Francisco hubo algunos intentos de conformación, pero que no prosperaron.
Dura con la Ley de Trata
Mendoza explicó que la Ley de Trata de la provincia de Córdoba sirve para “perseguir a las trabajadoras sexuales”.
“Lamento decirles a las feministas que están de acuerdo con la abolición del trabajo sexual, que son funcionales a las mafias, porque mientras persigan a las prostitutas, los tratantes y mafiosos siguen libres”, cuestionó.
Dio como ejemplo que el Gobierno de Córdoba publicita el rescate, tras la polémica ley provincial, de 400 víctimas de trata de personas para explotación sexual. “Si fuera cierto, casi todas las mujeres desaparecidas del país (más de 600) estarían en Córdoba. Lo que queremos decir es que esas mujeres no son víctimas de la trata, sino personas mayores de edad que eligieron ejercer la prostitución, porque las mujeres desaparecidas, como nuestra compañera Yamila Cuello, no aparecen”.
Aseguró que los procedimientos policiales por esa ley se limitan a imputar como tratante a la prostituta que abre la puerta “y al resto de las compañeras, las ponen como víctimas. Les ofrecen becas de estudio y capacitación, pero nada de eso es cierto”, aseveró.
En otro orden, la dirigente provincial de AMMAR pidió a los grupos militantes que no hablen por ellas. “Nosotros tenemos voz propia. No somos esas pobrecitas que no tenemos alternativas ni capacidad de decidir. Si fuéramos esas pobrecitas, me decís cómo fue que pudimos organizarnos en un gremio, tener voz, defendernos de los fiolos, de la represión policial, a la par que organizamos la escuela, el jardín de AMMAR, la copa de leche y los talleres de peluquería, maquillaje y costura”, se preguntó.
Finalmente, aseguró que el gremio nació de las más vulnerables, las de la calle, pero que hoy la realidad ofrece más matices y que hay mujeres universitarias y hasta profesionales que eligen ser trabajadoras sexuales. “Eso, no lo quieren ver las que dicen que no tenemos opción y por eso trabajamos en la calle”, concluyó.