El partido en Cabral marcaba un panorama lógico: presentes diferentes y posiciones desiguales, aunque los dos con el mismo objetivo, ganar. Rivadavia pretendía alzarse con la victoria ante su gente y esperaba un resultado negativo de su clásico rival ante el Atlético Ticino para trepar a los puestos de vanguardia. Alumni, que aún no ganó en el campeonato, buscaba conseguir su primera alegría en un reducto muy complicado y sacarse esa espina que tiene clavada desde el comienzo del torneo. 

La agradable tarde de domingo y el buen estado del campo de juego invitaban a esperanzarse con un buen partido. Sin embargo, ninguno reveló todo lo que tiene y, en momentos de la primera parte, realmente aburrieron. 

Si bien el local comenzó dominando el terreno de mitad de cancha hacia adelante, nunca supo crear peligro mayor sobre la zona custodiada por Federico Pedernera. 

Con un desconectado Franco Santoni y con Gozzerino lejos de su mejor nivel, el Verde dependía mucho de lo que pudieran hacer Franco Rojas y Berterame en la zona media, ambos intentando abastecer permanentemente a sus potentes delanteros de la manera más clara posible. No obstante, los dirigidos por José “Pepe” Suárez estaban bien refugiados en el fondo y se mantenían ordenados bajo la voz de mando de Esteban Canelo. 

Más allá de esto, de Alumni se vio realmente muy poco. Estaba demasiado pendiente de algún destello de Ramírez o de alguna pelota parada que cayera en el área de un Gobbi que seguramente tuvo una de sus tardes más tranquilas en su corta carrera.

La primera etapa se fue diluyendo con el correr de los minutos y con la monotonía que imponían los propios protagonistas. Sólo una corajeada de Federico Ferrer sacó a las parcialidades de la modorra por algunos instantes y nada más. 

Por fortuna, la segunda mitad mostró la otra cara del elenco de Santoni, aunque la misma del visitante. A los 9’, el empuje local comenzaría a dar sus frutos: después de una confusa jugada, el ingresado Franco Garis se encontró con la pelota dentro del área luego de que Salort despejase, haciendo impactar su rechazo en el árbitro Ricardo Olmedo. El rebote benefició al delantero, que quedó cara a cara con Pedernera y, cuando se disponía a definir, fue derribado por Martín Artico. 

De la pena máxima se encargó Rodrigo Santoni, quien no vaciló al colocar su disparo abajo, a la izquierda de un arquero que eligió el otro palo. Por supuesto que las quejas de los jugadores de Alumni llovieron sobre el colegiado, reclamando su mala ubicación. Pero el 1 a 0 ya estaba decretado y medio Arroyo Cabral lo festejaba.

Durante los minutos restantes, Rivadavia se hizo aún más dueño de campo y posesión. Inclusive, lo pudo haber liquidado en varias oportunidades si la falta de precisión no hubiese intervenido. Mientras que Alumni nunca reaccionó y siguió divagando en la cancha hasta caer en la desesperación y terminar jugando con dos hombres menos por las expulsiones de Ignacio Salort y Daniel Ramírez, respectivamente. Algo que refleja claramente la situación del equipo en la actualidad.

De esta forma, Rivadavia consiguió tres puntos de oro de cara a la clasificación y redondeó una tarde perfecta en torno a los demás resultados. Ahora está cada vez más cerca de acceder a la siguiente instancia y parece una realidad que el Verde va a dar pelea una vez más.

 

La figura