Lo habitual es que el parto tenga lugar entre la semana 39 y la 41, aunque si el bebé desea nacer en la semana 38 se considera nacido a término.
Al estar muy cercano el parto, la embarazada debe someterse a algunas pruebas para comprobar que ambos están bien como:
Análisis de sangre
Los últimos análisis de sangre suelen hacerse en la semana 33 ó 34. Se valoran los niveles de hemoglobina y glóbulos rojos y las reservas de hierro, para descartar que la madre padezca anemia o que pueda sufrirla después del parto, también se comprueban los niveles de coagulación de la sangre por si existe riesgo de tener sangrados anormales. Se repiten los test de hepatitis B y C, toxoplasmosis, SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual, si en el primer trimestre han dado negativo.
Monitorización fetal
El cardio-tocógrafo registra el latido cardíaco del bebé mediante unas correas que se colocan alrededor del vientre de la mamá. La prueba dura entre 20 y 30 minutos y también detecta si la mujer tiene contracciones y si estas son sólo preparatorias (de Braxton Hicks) o muy intensas y/o seguidas, lo que indicaría que el trabajo de parto ha comenzado.
Exploración vaginal
En las últimas visitas, el medico obstetra, realizará una exploración vaginal para evaluar el estado del cuello uterino, por si hubiera empezado su dilatación.
Exudado
En la semana 34 ó 35 se toma una muestra de la mucosa vaginal y rectal de la embarazada, para detectar la posible existencia del streptococcus agalactiae, una bacteria que podría contaminar al bebé en el momento del parto y provocarle graves infecciones.
Esta prueba es en absoluto molesta ni dolorosa, pues consiste en pasar un bastoncillo de algodón estéril por la entrada de la vagina, el periné y la zona anal y enviarlo al laboratorio para que realicen el cultivo.
Si diera positivo, la madre será tratada con antibióticos durante el trabajo de parto para evitar que contagie al bebé, ya que la bacteria podría causarle infecciones graves. Después, el recién nacido tendrá una vigilancia especial.
Control de la tensión
arterial:
En todas las visitas médicas, y sobre todo en las últimas, se presta mucha atención a la tensión arterial de la mujer, ya que si es alta puede provocar pre-eclampsia, una enfermedad del embarazo que, en casos graves, puede producir lesiones maternas y fetales. Se habla de hipertensión cuando su presión sanguínea es de 140 mm de máxima y 90 mm de mínima y si se detecta al final del embarazo se suele provocar el parto.
Consulta con el
anestesista:
El especialista examina la historia clínica de la futura mamá por si hubiera alguna contraindicación para administrar la analgesia (cardiopatías, obesidad, problemas de columna vertebral...), comprueba los niveles de coagulación de la sangre, también pedirá un electrocardiograma. Es necesario que la futura mamá firme un consentimiento informado para recibir la anestesia. Este procedimiento es utilizado cuando la mujer desee algún tipo de analgesia para su parto o en caso de cesárea.
Consulta con el pediatra:
Es de suma importancia hacer una consulta pre-natal con un pediatra, en ella se pueden sacar dudas, mitos y miedos tan comunes que se presentan cuando nace el bebé, también es quien los va a acompañar en esta primera etapa y por ello, debe ser elegido a conciencia teniendo en cuenta las expectativas de los futuros padres.
Centro Integral de
Preparación para el Parto
Patricia Rodríguez de Vodanovic
Lic. en Educación Física, Kinesiología y Fisioterapia
MP 5215
rodriguezpatriciac@
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