Federico Brinner, un productor tambero que desarrolla su actividad en la zona de Ballesteros y Julio Godoy, un asesor y propietario de un tambo en la región santafesina de Venado Tuerto (eminentemente agrícola) contaron sus experiencias ante el auditorio que se congregó para participar de las jornadas lecheras que se llevaron a cabo el miércoles último en Villa María.
Para uno, el crecimiento del rodeo es el que le permite ir diluyendo los costos fijos, la mochila más pesada para los productores más chicos. Para el santafesino, la clave es reducir el descarte y la mortandad, para hacer más eficiente el rodeo.
Cría y recría
En diálogo con EL DIARIO Rural, Brinner explicó que su fortaleza está en apostar todo el manejo y la tecnología en la cría y recría.
“Mi objetivo es llegar con una ternera que tenga el 90% del peso con respecto al peso de una vaca adulta”, dijo. Además, trabaja para que a los 24 meses cada una tenga su primera parición.
“También invertimos en genética genómica, que es la que nos permite corregir los errores que llevan a las mortandades, la ineficiencia y los problemas de peso”, agregó.
“Con mejor sanidad y más vaquillonas, logramos ir creciendo un 10% anual en número de cabezas. Al tener más rodeo, se diluyen los costos fijos, lo que ayuda a hacer rentable la producción tambera”, dijo.
Cabe señalar que el tambo de Brinner es de alta genética, logrando en promedio 27 litros diarios por vaca, cuando el promedio nacional es de 19 litros por animal.
“Esto representa que por hectárea y por año, tenemos unos 10.500 litros y aspiramos a llegar a 17.000 en unos cinco o siete años más”, concluyó.
Desafío
Godoy, hombre acostumbrado a los desafíos (es montañista además de veterinario y productor), decidió continuar con la producción tambera iniciada por un inmigrante italiano en la zona de Venado Tuerto, una región con suelos de primera para la explotación agrícola.
“Lo asumí como un desafío y hace 30 años, cuando en Argentina todavía no se hablaba de encierro, nosotros lo aplicamos. Como no había muchos precedentes, fuimos aprendiendo de nuestros errores y gracias a eso, podemos ser competitivos con la agricultura”, expresó.
Godoy tiene 1.700 vacas en ordeñe en una extensión de 600 hectáreas. Produce 30 mil litros por hectárea.
“Cuando comenzamos, alimentábamos a las vacas encerradas con pastoreo mecánico, es decir, con pasto fresco. Recién ahora empezamos a alimentarlas con silo y logramos más estabilidad en la producción”, dijo.
En lo que hace a los mecanismos para hacer más eficiente el rodeo, el productor señaló que para él, la clave está en disminuir los porcentajes de descarte.
Parte su análisis desde el hecho de que en los últimos años se amplió la producción en menor superficie, “pero si me preguntás si negocio más litros por más muertes, te digo que no. Aunque ahora, que fuimos aprendiendo, tenemos que saber cómo bajar los porcentajes de mortandad”, señaló.
Dijo que los problemas de sanidad más importantes ocurren desde el día del nacimiento hasta el día 90. “Es por eso que creemos que así como tenemos un partero, o un guachero, tiene que haber un encargado en esa etapa crítica”, señaló.
De esa manera, se detectan a tiempo las enfermedades y se disminuye la mortandad. “Nosotros hace tres años que lo aplicamos, como método práctico, y logramos disminuir un 3%. No sé que pasará a futuro, si seguirá bajando o no. Pero al menos, lo intentamos”, dijo.
El otro problema es que el 57% de las vacas muertas no tienen diagnóstico. “Con esta metodología, al menos sabremos las razones de la muerte”, concluyó.