Es una extensa historia de amor, con muchas alegrías, emociones y también con dolores profundos.
Para sus hijos son ejemplo y orgullo. Ellos sólo dicen que se eligen y que aprendieron a respetarse y a convivir en armonía.
Ezequiel Vieyra tiene 74 años. Ana María Peralta 63. Están juntos hace 51 años. Ayer se casaron.
EL DIARIO estuvo presente en la sencilla y emotiva ceremonia que se desarrolló en la sede que el Registro Civil de Villa María tiene en la ex Escuela de Bellas Artes, en bulevar Cárcano y avenida Dante Alighieri. Fue a las 12 y 30 del mediodía y buena parte de los Vieyra estuvieron presentes, aunque son tantos que muchos no pudieron presenciar la boda por trabajo.
El flamante matrimonio tiene 12 hijos, 39 nietos y 24 bisnietos. Ambos han trabajado toda la vida. El, un jornalero que se enamoró de ella, una empleada doméstica. Juntos crearon un hogar en el que todos hacen gala de la unión, según pudo ver este cronista en la víspera.
Con emoción, la pareja contó que la hermana de Ezequiel vivía frente a la casa de Ana y así se conocieron, cinco décadas atrás. Fue en Villa Carlos, el barrio Nicolás Avellaneda. Siempre residieron en ese sector.
¿Por qué no se casaron antes? Ante la pregunta, explicaron que él se había casado anteriormente y no tenía realizado el trámite de divorcio. Al enviudar, tuvo la posibilidad de contraer enlace con Ana María, pero fue a pedido de “un hijo que ya no está” que decidieron casarse, “como homenaje a él”. La dama se quebró emocionalmente al contarlo.
“Paciencia mutua”, eso es lo que se tienen y que definieron como una de las claves del amor eterno. “Nos tenemos mucho amor, a los dos y a la familia, a los hijos y a los nietos. Por supuesto que renegamos como todo matrimonio pero el amor es mayor. Además tenemos esta gran familia, no me puedo despegar de ellos, los domingos somos 60 en la mesa”, recalcó ella.
Para su familia, la pareja es “ejemplo y orgullo”
Cristian, Cecilia, Marcelo, Mariela, María Isabel (la mayor), Martín, Rubén, Fernanda... son algunos de los hijos que estuvieron ayer en el casamiento de sus padres y tras tirarles arroz hablaron con este medio, el único presente en la boda.
“Es muy emocionante para nosotros”, “es un orgullo”, “son un gran ejemplo”, “son ejemplo no sólo para nosotros sino para los nietos” y “son grandes padres y grandes abuelos” fueron algunas de las expresiones de los hijos.
Ezequiel y Ana María han perdido tres de sus herederos, dos en el marco de trágicos hechos. Una pequeña charla con ellos deja entrever el gran dolor que les causa sus ausencias, pero también evidencia cómo pueden seguir adelante con el afecto que les brindan los suyos. Y fue precisamente la muerte de Carlos, quien falleció electrocutado hace 7 años, la razón principal de esta boda. “El nos lo pidió”.
Hoy cumpliría 47 años.