Un complejo habitacional, como tantos de los que se construyen en Villa María, era el hábitat insano de trabajadores de la construcción de origen boliviano y paraguayo.
El hecho se detectó a raíz de una inspección de oficio que realizó ayer la Comisión de Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo (CYMAT), organismo dependiente del Ministerio de Trabajo de la Provincia, en la calle Lamadrid al 550, en el barrio del mismo nombre.
Tal como lo muestran las fotos, en las habitaciones a medio construir del complejo, sin piso ni revoque, convivían los albañiles que trabajan en el lugar.
Las camas, la ropa y la comida repartidas en el suelo eran la muestra de las condiciones insalubres del espacio. Las almohadas eran las bolsas de fideos que servían de alimento. Ni qué hablar del baño.
“La verdad es que muchas veces hacemos inspecciones y verificamos que falta un papel o un trámite. Pero en este caso vimos una situación penosa”, explicó Ignacio Venencia, titular de la delegación local de la cartera laboral.
Paralelamente a la inspección de la CYMAT, el Ministerio, junto con el gremio de la construcción (UOCRA) hicieron un relevamiento laboral.
Por esa razón, el lunes habrá una audiencia para que el titular de la obra presente la documentación requerida que determine si el personal estaba en blanco o no. También deberá presentar la documentación sobre higiene y seguridad.
“En el momento de la inspección había cuatro trabajadores, pero sabemos que al menos otros cuatro se fueron para no ser detectados, presumiblemente porque estaban indocumentados y son también extranjeros”, explicó Luis Ortega, de la UOCRA. Trascendidos aseguran que son oriundos de Paraguay.
Por esa razón podría intervenir de oficio la Justicia Federal, para investigar si hubo trata de personas.
“No digo que no se nos escape nada, pero le aseguro que no es usual en las inspecciones que hacemos que los trabajadores vivan así. Nosotros siempre advertimos a los constructores que los empleados no deben vivir en la obra, que tienen que estar en blanco y que deben tener las condiciones de seguridad e higiene laboral. Acá no cumplieron nada”, agregó.
En principio, EL DIARIO, que estuvo en el lugar al momento de producirse la clausura, pudo conocer que la obra está a nombre de Gustavo Galdeano, quien sería uno de los ocho inversores que estaban realizando la obra. El arquitecto que dirige la construcción es Juan Carmona.
Según relataron los mismos empleados, con mucha timidez y temor, ellos trabajan de 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, de lunes a viernes “y algunos sábados”.
Se esfuerzan a destajo con el objetivo de sostener sus familias, algunas radicadas en Córdoba capital y para “volver a Bolivia una vez al año”, indicaron, con nostalgia.
Dicen que pese a todo, en Argentina los tratan bien y agradecen el trabajo. El pago, rondaría los 220 pesos por día.
Ayer, tras la clausura de la obra, debieron trasladarse presumiblemente a un espacio más digno que la empresa les habría alquilado.