La Cámara del Crimen de Villa María le impuso ayer una pena de 16 años de prisión, con declaración de reincidencia, al porteño que estaba acusado de haber asaltado y golpeado a Vicenta Pereyra de Bascano (73), una vecina craikense que murió cuatro días después del hecho a raíz de las graves lesiones sufridas.
Al cabo de una prolongada audiencia de debate, durante la cual se receptaron dos testimonios y se escucharon los alegatos de la Fiscalía y la Defensa, Juan Carlos Kodjadelián fue hallado culpable del trágico robo perpetrado la mañana del 23 de enero de 2006, aunque estuvo prófugo de la Justicia por espacio de cinco años y siete meses, ya que fue detenido recién a fines de agosto de 2011.
Sólo una mueca de resignación se dibujó en el rostro de este convicto reincidente de 46 años de edad cuando la secretaria Gabriela Sanz dio lectura a la parte resolutiva de la sentencia, luego que jueces y jurados arribaran a un veredicto unánime de culpabilidad.
Apenas un par de horas antes, el abogado Martín Mattea había solicitado la absolución de su cliente, después de que el fiscal Francisco Márquez reclamara la condena, que finalmente se aplicó.
La tercera y última jornada de este juicio por jurado había comenzado a las 10 de la mañana con la recepción de los últimos testimonios y tuvo su continuidad pasado el mediodía, con las conclusiones de acusador público y letrado defensor.
La sentencia
Exactamente a las 16.25 la secretaria leyó el fallo condenatorio, en los siguientes términos: “Por unanimidad, el tribunal resolvió declarar a Juan Carlos Kodjadelián autor responsable de los delitos de ‘violación de domicilio, ‘privación ilegítima de la libertad’ y ‘robo seguido de muerte agravado’, en concurso real (…), e imponerle para su tratamiento penitenciario la pena de 16 años de prisión, con declaración de reincidencia, accesorias de ley y costas (…). Se hace saber a las partes que los fundamentos de la presente sentencia se darán a conocer el viernes 7 de junio de 2013 a las 12 horas”.
El debate se había cerrado a las 14.20 y a partir de ese momento los ciudadanos Matías Ponce, Alicia Aladín, Marcelo Frasca, Apolonia Gómez, Rodolfo Rodríguez, Cecilia Raschella, Lucas Salera y Carolina Mollio, junto a los camaristas René Gandarillas (presidente del tribunal), Silvia Saslavsky y Cecilia Fernández, pasaron a deliberar para dictar sentencia.
En fallo unánime de los ocho jurados populares y las dos juezas, que fueron los que participaron de la votación, se arribó al veredicto: ¡culpable! El categórico 10 a 0 evidenció que no hubo dudas sobre la participación del acusado en el asalto que derivó en la muerte de Vicenta Pereyra, en horas de la madrugada del viernes 27 de enero de 2006, cuando se hallaba internada en el Hospital Pasteur de Villa María.
Una vez declarada la culpabilidad de Kodjadelián, el tribunal se encargó de establecer la pena, aunque en esta oportunidad se impuso la misma sanción que había requerido el fiscal Márquez al concluir su alegato.
Con esta dura sanción penal, Kodjadelián estará en la cárcel hasta fines de febrero de 2027, ya que podrá salir seis meses antes del cumplimiento total de la pena (últimos días de agosto de ese mismo año), gracias a la “libertad asistida”.
Cabe señalar que la de ayer fue la cuarta condena que se le aplica a Kodjadelián, y todas fueron por delitos contra la propiedad, como robos y asaltos violentos. En los años 90 recibió una pena de ejecución condicional -es decir, en suspenso- y otra de cumplimiento efectivo, mientras que después de 2000 fue sentenciado en otras dos oportunidades.
Por aquellas sanciones penales pasó siete años y medio de su vida tras las rejas, y cuando recupere la libertad (de no mediar otras circunstancias), completará 23 años en la cárcel.
Para entonces tendrá 60 años de edad…
Por un cigarrillo
La prueba que incriminó a Kodjadelián de manera irrefutable fue una colilla de cigarrillo que personal de la Policía Judicial encontró en la casa de Vicenta Pereyra, más precisamente sobre una máquina de coser.
Al ser analizada por especialistas del Gabinete Químico Legal del Tribunal Superior de Justicia, se obtuvo una muestra de ADN de la saliva que había quedado impregnada en el filtro del cigarrillo, pero como el único sospechoso estaba prófugo, los investigadores no pudieron cotejarla con su perfil genético.
Recién en setiembre de 2011, poco después que Kodjadelián fuera detenido en la provincia de Buenos Aires, el fiscal Félix Martínez, que por entonces estaba instruyendo la causa, ordenó que los peritos de la Policía Judicial obtuvieran una muestra genética del acusado mediante un hisopado bucal.
Un par de meses después, las sospechas se transformaron en certeza indubitable: aquella prueba de ADN extraída de la colilla de cigarrillo coincidía con la saliva del imputado.
“Perdió por un pucho”
El fiscal Márquez basó su alegato en aquella pericia genética, a tal punto que en un momento de sus conclusiones, afirmó: “Kodjadelián perdió por un pucho. Esto (señalando una foto ampliada que colocó sobre un atril) es lo que lo metió preso”.
El acusador público también se apoyó en el testimonio de Yolanda Emilia Varela, apodada “La Tuca”, quien horas después de que ella misma encontrara a Pereyra malherida en el interior de la casa de Intendente Fasolis y cortada Alem de James Craik, le confesó a la Policía que el acusado la había “mandado” a la vivienda de la septuagenaria para que la auxiliara.
En realidad, Kodjadelián advirtió que dos días después de perpetrar el violento robo, la mujer continuaba allí adentro, maniatada y amordazada, tal como él la había dejado, por lo que temía que pudiera pasarle algo más grave.
“Andá a lo de la vieja que vive en la esquina de tu casa, porque le fui a robar y todavía está ahí atada”, le dijo el acusado a Varela, según consta en la primera declaración que la mujer hizo ante la Justicia.
Sin embargo, cuando declaró durante el juicio, el pasado miércoles, la principal testigo del caso dijo que no recordaba nada, negó que Kodjadelián la hubiese mandado y argumentó que había escuchado gemidos cuando pasó circunstancialmente frente a la vivienda, ubicada a pocos metros de su domicilio.
“La Tuca Varela puede ser loca, cómplice involuntaria y tal vez mentirosa, pero de seguro no es adivina”, enfatizó Márquez para argumentar que la testigo no podía saber que Kodjadelián había olvidado un cigarrillo a medio fumar, elemento que a la postre se convirtió en la prueba genética concluyente que lo ubicó en la escena del crimen.
“Todo armado”
A su turno, el abogado defensor ensayó un alegato mediante el cual buscó desacreditar la labor policial, a tal punto que sostuvo que su cliente estaba sentado en el banquillo de los acusados “por una deficiente investigación y por los dichos de una testigo mendaz como La Tuca Varela”.
Mattea aseguró que “la redacción de la causa la hizo la misma Policía” y enfatizó que “está todo armado”.
“Había que enganchar a un gil y mejor si tenía antecedentes penales”, refirió el joven letrado, quien además opinó que “Varela tuvo algo que ver con el hecho y cuando fue a la casa de la víctima borró pruebas antes de llamar a la Policía”.
Para atacar la prueba genética, Mattea cuestionó la tarea de la Policía Judicial y sembró un manto de sospecha al preguntar “cómo fue que apareció esa colilla de cigarrillo en la casa de la señora Pereyra”, dando a entender que dicha prueba había sido “plantada” para incriminar a su defendido.
Ultimos testigos
Previo a los alegatos, habían declarado los dos últimos testigos: Estela Marys Marengo, vecina de la víctima, y el comisario Carlos Adrián Ciccarelli, quien estaba a cargo de la dependencia policial de James Craik al momento del hecho.
Marengo refirió que la madrugada que fue hallada Pereyra, la testigo Varela y su hija golpearon a la puerta de su casa para pedirle ayuda. La mujer acudió en ayuda y fue quien llamó a la Policía.
Por su parte, Ciccarelli habló sobre la tarea investigativa que llevó adelante y dijo que “La Tuca” había sido quien le dio el dato que permitió identificar al presunto autor del asalto, quien ya se había fugado del pueblo.
Las fotografías
1) Kodjadelián al momento de escuchar el veredicto: una mueca de resignación se dibujó en su rostro, pero no pronunció palabra alguna
2) De izquierda a derecha, los camaristas Silvia Saslavsky, René Gandarillas (presidente del tribunal) y Cecilia Fernández, quienes decidieron la condena
3 y 4) El comisario Carlos Ciccarelli, extitular de la dependencia policial craikense, y Estela Marengo, vecina de Pereyra, fueron los últimos testigos de la causa
5) El abogado Martín Mattea objetó la investigación policial, pero no pudo refutar la contundente pericia de ADN
6) “Kodjadelián perdió por un pucho”, ironizó el fiscal Márquez mientras mostraba una foto de la colilla de cigarrillo que efectivos de la Policía Judicial encontraron sobre una máquina de coser de Pereyra. La pericia de ADN fue la prueba fundamental que incriminó al sospechoso
7) El convicto reincidente fue retirado de la sala fuertemente custodiado por personal del Servicio Penitenciario Provincial
8) Los 12 miembros del jurado popular presenciaron todo el debate, pero a la hora de resolver sobre la inocencia o culpabilidad de Kodjadelián, sólo participaron los ocho titulares