Tan grande es Buenos Aires, tantas reliquias palpitan en su existir, que para conocerlo a fondo hace falta dividirle los dominios en varios capítulos. Eso hacemos ahora, al focalizarnos en uno de sus barrios más célebres: Palermo. Un área repleta de edificios antiguos, de espacios verdes, de movimiento, vida nocturna y atracciones en general, que lo convierten en favorito de locales y visitantes. Ubicado en las adyacencias del centro capitalino, salimos a darle una vuelta.
Los “Sub-barrios”
Con casi 16 km2 de extensión, Palermo es el barrio más grande de la ciudad. Dimensiones que obligan a una nueva parcelación, que los propios habitantes se han encargado de realizar. Así, el distrito porteño presenta distintos sub-vecindarios, siendo los más famosos Palermo Viejo (que incluye Palermo Hollywood y Palermo Soho) y Palermo Chico. Cada uno goza de características y atractivos particulares. Cada uno, tiene cosas que ofrecerle al viajero.
Palermo Viejo es el sector principal. Parte de su talante está compuesto de aires de añoranza, multiplicidad de casonas y edificios antiguos copando el paisaje. Muchos árboles decoran el ir y venir, con las avenidas Córdoba y Scalabrini Ortiz marcándole algunas de las fronteras. Emblema inconfundible es Plaza Serrano, también llamada Plaza Julio Cortázar, donde el ambiente bohemio se mezcla con la coquetería de los alrededores. Esta zona es conocida como Palermo Soho, vidriera de la moda nacional. Protagonizan visuales los locales de las marcas que visten las elites, galerías de arte y tiendas de antigüedades. Exclusivas también son varias de las viviendas linderas, construcciones y palacetes que hacen saber del poder adquisitivo de los moradores.
Del otro lado de las vías, hacia el norte, aparece Palermo Hollywood. El lugar recibió el nuevo mote hace no muchos años atrás, cuando estudios de cine y televisión, productoras y radios se instalaron en sus otrora entristecidas calles. Mucho de frivolidad gracias a espacios públicos frecuentados por famosos y personajes mediáticos. Aquí, al igual que en toda la parte vieja, la noche se vive a pleno, a partir de una oferta de restaurantes, bares y discotecas que la convierten en la médula de la diversión porteña.
En los Bosques de Palermo
Cruzando la enorme y congestionada avenida Santa Fe, surge la parte verde del barrio. Palermo Chico y Los Bosques se hacen ahora merecedores de todas las miradas. Este último sector está compuesto de casi 25 hectáreas arboladas, coronadas ellas por cuatro hermosos lagos artificiales. Pulmón de Buenos Aires, el oficialmente bautizado Parque Tres de Febrero comparte terreno con otros tantos íconos de la capital, como el predio de La Rural, el Jardín Botánico, el Zoológico, y el Rosedal, vergel en el que brillan unos 18 mil rosales.
Sin embargo, sus vecinos más encantadores llevan por nombre Jardín Japonés y Planetario. El primero copia los rasgos de un típico parque del país oriental: lago e islotes interconectados con puentes de madera, cascadas, gran cantidad de árboles y plantas exóticas, casa de té, restaurante y hasta un espacio para la meditación. El Planetario, en tanto, fundamenta su atractivo ya desde el afuera, al calor de aquella figura futurista rematada con la gigantesca esfera, tantas veces vista en fotografías y postales. En el interior, alberga cinco pisos y una sala circular de 20 metros de diámetro donde los espectáculos que incluyen a planetas y constelaciones están a la orden del día.
Otros inquilinos de la zona son el Patio Andaluz, la Casa de Victoria Ocampo, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), el Club Municipal de Golf, el Hipódromo y el Buenos Aires Lawn Tennis Club. Por allí también pulula “Las Cañitas”, un área que se distingue por su tranquilidad diurna y su ajetreo nocturno, de restaurantes y bares de alto nivel.