“Fue el mejor primer tiempo del campeonato”. Con una frase contundente y clara, Marcelo Santoni definió la clave de su Rivadavia para lograr un tremendo triunfo, en uno de los reductos más complicados de la Liga Villamariense como es “la Leonera”. En esa primera etapa, el conjunto cabralense construyó los cimientos del 2 a 1 con el cual derrotó a Alem, transformándose en el líder de la Zona B.
Fue una actuación sólida y contundente la de Rivadavia, anulando a su rival, evitando que juegue, para luego lastimar de tres cuartos de cancha hacia adelante. Todo esto, dentro de un contexto similar al de una final.
Alem poco se pareció a un “león”. Se mostró irresoluto, inofensivo, sin una sola idea a la hora de plantear un cotejo que siempre le quedó incómodo.
Desde el minuto cero, fue el equipo de Arroyo Cabral quien se mostró mejor con el control de la pelota. Todo gracias a un gran despliegue de los pupilos de Marcelo Santoni y compañía. En defensa Rivadavia bloqueó los embates del rival, en el medio Berterame y Strumia manejaron la pelota y en ofensiva Ferrer y Santoni estuvieron al “pie del cañón”, esperando la definición.
El “Tricolor” no pudo nunca. Ricardo Juárez fue marcado de cerca por Samuel Garis, además de la falta de juego colectivo que presentó en todas las líneas.
Entonces, las chances de peligro se dieron en su mayoría sobre el arco defendido por Alejandro Maggi. Un disparo de Marcos Berterame que salió cerca (18’) y un tiro libre de Federico Ferrer, que Maggi descolgó del ángulo (29’), demostraban la superioridad y anticipaban que el gol estaba al caer.
Y la máxima emoción sucedió a los 34’, cuando Leonel Strumia apareció por derecha, con un gran centro a Ferrer. El “Fede” controló y definió a lo Romario (de “puntin”), para romper el cero en Villa Nueva. Era justo, Rivadavia era más y lo reflejó con el tanto del ex-Alumni.
Por parte de Alem, sólo un tiro libre de Cristian Agosto y un cabezazo de Gustavo Cerutti, a la hora de encontrar chances de peligro.
En el complemento, la historia fue parecida. Alem insinuó un cambió de actitud, pero poco modificó su juego. Rivadavia lo esperó bien armado y le siguió cerrando los caminos como en la primera etapa.
En el minuto trece se dio lo lamentable del cotejo, la violencia. Todo comenzó cuando Diego Gallo les mostró la tarjeta roja a Federico Figueroa y Matías Rojas. Cuando se iba del campo el defensor visitante golpeó a Amed Elhall y allí fue cuando se desató la gresca generalizada, en donde tuvieron que intervenir los integrantes de los dos bancos de suplentes y también la fuerza policial.
Cuando pasó el conflicto, el juego se reanudó y Rivadavia ya tenía en cancha a Franco Gozzerino, quien sería clave. El juvenil se ubicó como delantero, en lugar de Rodrigo Santoni, y terminó liquidando el partido para los suyos.
El propio Gozzerino, luego de un par de posibilidades, aprovechó una buena chance y entrando al área sacó un disparo potente, que se clavó en el primer palo de Maggi (24’).
Ese gol prácticamente significó la victoria de Rivadavia, porque a pesar de que faltaba mucho todavía y de que Morello mandó a la cancha a Porporatto, Kaputensky y Bertucelli, nada cambió. Sólo el descuento del “León” en el final, con una media vuelta de Diego Acosta, a la salida de un tiro de esquina (41’), que José Gobbi no pudo detener a pesar de rozarla con su mano derecha.
En los minutos finales Alem fue con todo, pero no le alcanzó. A esa altura ya era todo de Rivadavia, que pudo festejar una “finalísima” en rodeo ajeno y ahora mira a todos desde arriba.
El árbitro
Diego Gallo tuvo una gran actuación en un partido disputado al límite por cada uno de los protagonistas. Bien con las amarillas y correcto con las rojas a Figueroa y Matías Rojas. Su mejor decisión, fue tener el partido “cortito” y no dejar pasar ninguna situación.
La figura
Marcos Berterame: fue un relojito en la media cancha y formó una gran dupla con Leonel Strumia, como doble volante central. El “Puli” disputó el partido como siempre, con elegancia para jugar y lealtad a la hora de recuperar. Gran primer tiempo de Strumia, con asistencia a Ferrer incluida.