Un hombre fuerte, aguerrido, sin miedos ni miramientos, una niña muy bonita, la más bonita de Salta, un amor a toda prueba y un desenlace fatal…
Señor de poncho y espada
Defensor de la frontera
De la Patria bien amada.
Y dejaste tu morada
Enarbolando una lanza
Con banderola encarnada
El pueblo de todo el norte
Tuvo fe, acrisolada
En el sentir argentino
Que brillaba en tu mirada
…
Martín Miguel de Güemes, nace el 7 de febrero de 1785 en Salta la linda, es el segundo hijo del español Gabriel de Güemes Montero y María Magdalena de Goycochea y la Corte, descendiente de Francisco Argañaraz y Bernardina Mejía Miraval, fundadores de la ciudad de Jujuy.
La madre, rica heredera, el padre tesorero de las reales Cajas en Jujuy, ascendido a Tesorero de la Real Hacienda cuando se crea la Intendencia de Salta del Tucumán.
Este ascenso significa para la familia Güemes dejar Jujuy y trasladarse a Salta.
La algarabía reina en casa de los Güemes, Martín y sus ocho hermanos hacen las delicias de sus padres, además, como viven en la ciudad pero pasan largos períodos en el campo comparten sus juegos con la alta sociedad salteña pero también con los humildes campesinos.
Aunque… Martín es distinto, tiene ideas claras, sabe lo que quiere, por eso con sólo 14 años (1799) se incorpora como cadete del Regimiento fijo y cuando a fines de 1805 el Regimiento se traslada a Buenos Aires, allí va Martín, quiere seguir formándose.
Una de sus primeras actuaciones, las invasiones inglesas, prueba de fuego y prueba superada, la defensa de su Patria lo apasiona.
Por eso se adhiere rápidamente a la Revolución de Mayo y cuando San Martín en 1814 le pide que se haga cargo de la defensa de las provincias del norte, allí está él con sus gauchos. Comienza la guerra gaucha, la guerra de guerrillas, de recursos, de emboscadas, de ataques sorpresivos y rápidas retiradas.
Güemes ya es conocido, querido por su pueblo, por eso en 1815 lo nombran gobernador de Salta, lo eligen los salteños, confían en ese hombre que constantemente da muestras de coraje y entereza.
Pero…¿cómo es la vida amorosa de alguien tan particular, querido y odiado con el mismo tesón?
Su primer amorío es con una mujer casada, Juana Iganzo, esposa del teniente de Dragones Sebastián Mella.
La hipocresía siempre presente en la sociedad, acepta la infidelidad, pero, eso sí, bien escondida. Cosa que no va con Martín y Juana, ellos se muestran con total impunidad.
Ante esta situación, Belgrano ordena el traslado de Martín Güemes a Santiago del Estero, hay que castigar su conducta y… darle respiro al ultrajado y burlado esposo.
Pero Juana no está dispuesta a dejar a su amante y parte hacia Santiago con su esposo y, gran casualidad, va a vivir en la mismísima casa del capitán castigado.
Sin embargo, a los treinta años, Martín ya piensa en formar una familia y tener hijos.
Juana deja de formar parte de su vida.
…
Sabían de tu coraje
de tu altivez bien plantada
y del amor a la tierra
ya nunca más sojuzgada
…
s Y llega el gran amor
“Era una mujer maravillosa con todas la seducciones que puede soñar la más ardiente imaginación”
Juana Manuela Gorriti
Carmen Puch:
Nace en Salta el 21 de febrero de 1797, es hija de Dorotea Velard y Domingo Puch, un español de gran fortuna. Adinerada, educada, bella y plena de cualidades a tal punto que Rondeau, refiriéndose a ella la llama “Carmen divina”.
Magdalena Güemes, conocida como Macacha, hermana del general es quien hace de celestina. Conocerse y enamorarse es simultáneo.
Ella 17 años, él 30 y un casamiento soñado en la Catedral de Salta. Todo un pueblo que festeja la unión del apuesto general y la más linda de Salta.
De ese amor nacen tres hijos varones, Martín del Milagro, que luego será gobernador de Salta, Luis e Ignacio.
…
Martín Güemes, Martín Güemes
que moriste en la cruzada
bajo un árbol corpulento
limpia sangre derramada
Pero en caminos y sendas
las patrullas bien montadas
con la gloria de tu nombre
sostuvieron la cruzada
…
Pero la vida marital en tiempos de guerra es difícil, pronto Martín debe marcharse, sus deberes de General lo reclaman.
¿Cómo es Martín como esposo? Es un tierno total, todos los días un mensajero entrega a Carmen una carta, hay que mantener el amor encendido:
“Mi idolatrada Carmen mía: es tanto lo que tengo para hacer que no puedo escribirte como quisiera, pero no tengas cuidado de nada, pronto concluiremos esto y te daré a ti y a mis hijitos mil besos, tu invariable Martín”
Pero los deseos de Güemes están lejos de realizarse, la guerra sigue su curso y es cada vez más peligrosa, debe enfrentarse no sólo con los realistas, también con la oligarquía salteña, unida al gobernador tucumano que traman una nueva conspiración, conspiración que estalla en el mismo momento en que se produce la invasión realista del general Olañeta.
Güemes es destituido, consta en acta del cabildo de Salta del 24 de marzo de 1821.
Regresa a Salta, quiere saber qué piensa su pueblo y allí está su pueblo, dándole todo su apoyo, pero no alcanza, sus detractores no sólo huyen al campamento de Olañeta sino que además guían a la vanguardia española hacia la ciudad de Salta, están dispuestos a terminar con el enemigo.
El día 7 de junio de 1821 hieren de muerte al general Güemes, la agonía se prolonga hasta el día 17, antes de morir Martín piensa en Carmen y exclama: “ Ella vendrá conmigo…y morirá de mi muerte, como ha vivido de mi vida”. Todo un presagio.
…
Los ojos de Carmen Puch
Mirando desde la torre
Son más azules ahora
Tanto calcar horizontes.
Si le pregunta a la senda
La senda no le responde
Tampoco le dicen nada
Las aves que la conocen
…
Carmen, tal como había dicho Martín, no quiere vivir sin él, su pena es aún más fuerte cuando pierde a uno de sus hijos, primero corta su larga cabellera. Qué atrevimiento piensan las señoras de la alta sociedad ¿acaso no es un signo de mala conducta lucir los cabellos cortos?, sólo las delincuentes lucen rapadas como marca por sus culpas o quizás las religiosas entregadas a Dios, que han renunciado a las banalidades de la vida, pero nunca una niña de buena familia.
Pero Carmen ya no escucha, presa de melancolía, vestida de negro, regresa al hogar paterno, quiere morir junto a su padre.
Diez meses, sólo diez meses pasaron desde la muerte del general y ya Carmen va hacia él, nada puede retenerla, ni siquiera sus hijos, la predicción se ha cumplido.
…
La cabellera de bronce
Si él ya no ha de contemplarla
Para qué la quiere entonces.
Igual que la luz al cirio
Deja que el amor la agote
Poesía. Julio César Luzzatto. Romancero de Güemes.
María Elena Caillet Bois