Escribe Lic. Alfredo Koncurat
(especial para EL DIARIO)
Tras arrasar con toda la industria nacional y con ello cambiar para siempre a la sociedad argentina, la implosión anunciada del neoliberalismo a fines de 2001 dejó paso a un nuevo sistema económico social que aún sin consenso trata de consolidar su rumbo.
Esta abrupta ruptura del nefasto ciclo pasado dio lugar a desdichadas consecuencias sociales, que aún hoy a pesar de un importante período de crecimiento no han sido resueltas.
La falta de consenso actual entre las fuerzas políticas no ayuda y las idas y venidas afectan indudablemente a lograr una senda de expansión armoniosa.
Logros destacados
Indudablemente que el gran logro económico de este período es la importantísima reducción de nuestra deuda pública, condicionante histórico de la política macroeconómica del país.
La exitosa reestructuración de la deuda ha permitido a Argentina tomar independencia en su política económica, política que con no pocas dificultades busca imponer (en vez de consensuar) un modelo, un lineamiento o bases del sistema.
Por supuesto, el principal factor que permitió este período fue el repunte de los valores internacionales de las commodities, llevando a nuevos récords a nuestros términos de intercambio, lo que revaloriza nuestras exportaciones por sobre nuestras importaciones.
Sin embargo, aunque en esta última década el saldo industrial exportable ha crecido significativamente permitiendo el ingreso de riqueza genuina al país, lejos está de alcanzar valores relativos óptimos: como podemos apreciar, las exportaciones de origen industrial aún son equivalentes a las de origen agropecuario, síntoma claro de lo mucho que falta industrializar uno de los sectores de mayor dinamismo nacional: el agro.
También debe recalcarse la importante redistribución de la nueva riqueza generada, que a diferencia de las anteriores tres décadas ha permitido a miles de argentinos salir de una situación crítica (recuerden el desempleo y los saqueos de 2001), aumentar su consumo y proyectarse un futuro.
Deudas pendientes
La película muestra una importante evolución, pero quedan pendientes innumerables deudas irresueltas en cuestiones estructurales, entre ellas, solidificar la matriz laboral donde aún hoy persiste cantidad de trabajadores en el mercado informal (incluso en el propio Estado como eternos facturantes), dar garantías al empresario con un nuevo sistema tributario progresivo y conductivo a incentivar la inversión.
La foto actual desnuda también preocupantes cuestiones coyunturales como la escalada permanente y sin pausa de los precios, la falta de crecimiento endógeno en un mundo sumergido en crisis y por supuesto la constante e intacta cultura de la especulación de sectores que debieran ser protagonistas de un cambio.
Muchos son los desafíos que quedan por delante, los problemas que muestra el país en la actual etapa ya son significativamente diferentes a los acaecidos una década atrás.
En un principio, doblar la matriz histórica de un país con recurrentes recaídas en baches financieros especulativos necesariamente implicó tocar intereses corporativos consolidados, intereses contrapuestos a los de un país justo y equitativo.
Con seguridad el desafío sea ahora mayor, tras el impulso inicial el país necesita de una madurez social que nunca mostró a lo largo de su historia.