La sociedad argentina asiste azorada a la hecatombe del kirchnerismo.
Los escándalos se suceden día tras día.
Entre las cajas fuertes de la presidenta, las declaraciones de la exsecretaria privada de Néstor Kirchner, las declaraciones de Fariña y Elascar, los dichos del exvicegobernador Arnold de Santa Cruz y los negocios de Boudou, la ciudadanía asiste atónita a este carnaval de eventos criminales que se denuncian.
Ciertamente que la Justicia K intentará adormecer las investigaciones, tal como ha hecho el trío de fiscales K en Villa María, especialistas en dormir, desviar y archivar denuncias contra el intendente Accastello.
Y para completar la fiesta apareció el blanqueo de capitales, la frutilla del postre, defendido por el subsecretario Kicillof, mal alumno de Carlos Marx, que se debe revolver en la tumba viendo cómo sus discípulos abogan por un capitalismo de amigos, la peor versión de ese capitalismo que denostó el padre del comunismo.
¿En qué quedó el discurso revolucionario del marxismo K?
¿A esto quería llegar la revanchista juventud dorada de los setenta que nos gobierna?
¿Esta es la Argentina que nos prometieron?
La debacle moral del kirchnerismo es evidente.
Las pruebas de corrupción que durante años fueron apareciendo han hecho explosión, quedando demostrada la matriz delictiva de este Gobierno y de los funcionarios que lo acompañan, enriqueciéndose brutalmente con los vueltos de las coimas K.
¿No era que estábamos en el mejor de los universos?
Y entonces, ¿porqué este blanqueo a los delincuentes que se llevaron en las valijas el fruto del esfuerzo colectivo?
¿Acaso hay que darles cobertura legal a los que, como Lázaro Báez, no pueden seguir teniendo los dineros evadidos en bancos europeos o caribeños?
¿Acaso están reventadas las arcas fiscales, que hay que recurrir a este inmoral blanqueo, que fue precedido por otro en 2009, en que se trajeron de cuatro a cinco mil millones de dólares para mejorar las finanzas K?
¿No era este Gobierno el adalid de la pesificación? ¿El que recuperó el honor de los argentinos al borrar el dólar de todas las mentes?
Y ahora, ¿cómo se explica la dolarización implícita de la economía que los nuevos bonos provocan?
Este Gobierno K, que se dice popular, no tiene piedad de los jubilados nacionales a los que les paga pensiones miserables.
Este Gobierno, que se dice revolucionario, cobra Impuesto a las Ganancias a los que trabajan y exime de todo gravamen a los banqueros que han ganado fortunas en estos años de la saga K.
Mientras tanto, siguen persiguiendo a los humildes ciudadanos para que no vayan a esconder ni cinco pesos de su ganancia.
Sí, para los ciudadanos de a pie no hay blanqueo, eso es sólo para los que tienen dólares.
Para los de abajo, no hay perdón.
Sólo lo hay para los grandes delincuentes, para estos, todos los privilegios, los mismos que se enriquecieron con la megadevaluación de 2003, los que impusieron el corralito, los que se hicieron pagar por el Estado, o sea, por nosotros, la supuesta pérdida que les producía la devaluación.
Triste la situación de un país sometido por un Gobierno corrupto, un Gobierno conservador que trabaja para los evasores, los especuladores y nos desayuna todos los días con un nuevo atropello a la institucionalidad.
Triste un país que no se levanta ante tanta desvergüenza.
Triste que tantos argentinos hayan creído de buena fe que este gobiernos le iban a dar al país la jerarquía que nos merecemos.
Triste tanta humillación para todos nosotros.
Esperemos que a la hora de votar, el Pueblo diga basta a la corrupción, basta de blanqueos, basta de una Justicia que encubre a los que nos roban.
De cada uno de nosotros depende que el país se ponga de pie y camine.
Partido Villamariense