Vía curso electrónico, se comunicó ayer con EL DIARIO el lector Carlos Montoya, DNI 22.390.487, quien realizó el siguiente envío con pedido de difusión:
“Mi nombre es Carlos Montoya, domiciliado aquí, en la ciudad de Villa María. Quería informarles que, con mi familia, hemos sido objeto de un secuestro virtual.
Cerca de las cinco de la tarde llamaron a nuestro teléfono fijo diciendo que mi esposa había tenido un accidente.
Después de comunicarla con una mujer y haber accedido a darle el nombre le dijeron que, en realidad, estaba secuestrada. La empleada de la casa se puso muy nerviosa mientras los malvivientes le pedían todo lo que tenía: joyas, dinero, computadoras, etcétera.
Además de pedir los teléfonos celulares y horarios en que llegaban los restantes integrantes de la familia, por suerte en nuestro caso rápidamente pudimos comunicarnos entre todos y no pasó de (ser) un mal momento, realmente malo.
Después llamé a la Policía para denunciar el caso y me encontré conque la oficial que me atendió por teléfono me dijo que hoy (por ayer) ya eran siete los casos reportados y en el día anterior habían sido más de diez. Lamentablemente veo que ya estamos siendo víctimas de delitos de otro tipo de ciudad, de mayor densidad y demás. Lamentablemente todo llega, dice un refrán. Son las bondades del llamado crecimiento. ¿Pero, crecer a cualquier costo, no?