La Justicia villamariense volvió a condenar ayer a Claudio Roberto Heredia, un presidiario reincidente que en esta oportunidad debió sentarse en el banquillo de los acusados por una serie de delitos que tuvieron como víctima a quien era su pareja.
Heredia, un albañil de 30 años de edad, más conocido como “El Cuano”, recibió así la cuarta sanción penal desde que es mayor, a lo que hay que sumar un quinto proceso en el que fue declarado culpable, pero no se le impuso condena porque había delinquido siendo menor.
En la víspera, luego de reconocer los hechos que se le atribuían, fue declarado autor responsable de “violación de domicilio”, “daño”, “amenazas” y “lesiones leves”, a raíz de un incidente en perjuicio de su exnovia, y se le impuso un castigo de 10 meses de prisión de cumplimiento efectivo.
Heredia está detenido desde fines de octubre pasado y podrá recuperar la libertad el 28 de agosto venidero, es decir que tendrá que cumplir íntegramente la pena aplicada porque registra una pésima conducta disciplinaria en el penal de barrio Belgrano.
Antecedentes
“El Cuano” fue juzgado por primera vez el 4 de diciembre de 2001 (tenía 18 años) por un hecho de “robo simple”, oportunidad en la que se le impuso una pena de seis meses de prisión en suspenso.
A principios de agosto de 2004 volvió a sentarse en el banquillo de los acusados, pero en esa ocasión por un hecho de “robo calificado por uso de arma” que había cometido cuando era menor de edad. Y si bien fue declarado coautor de dicho ilícito, no se le impuso condena por aquella circunstancia.
El 19 de octubre de ese mismo año la Justicia lo condenó a ocho meses de cárcel por otro episodio de “robo”, pero como debió unificarse esa condena con la aplicada en 2001, se le impuso una única sanción de un año de cárcel de cumplimiento efectivo.
Finalmente, el 22 de noviembre de 2005 recibió la sentencia más importante: a seis años y medio de prisión por un “robo calificado” y permaneció en el Establecimiento Penitenciario Nº 5 hasta mediados de 2011.
El juicio fue de trámite abreviado, estuvo a cargo de la camarista Silvia Saslavsky de Camandone y contó con la participación del fiscal Francisco Márquez y de la asesora letrada Silvina Muñoz, mientras que la secretaria actuante fue Marcela Mattalía.