En comentario periodístico publicado en este medio el último jueves 30 de mayo, titulado “Rüedi contradictorio”, se pretende evidenciar contradicciones de quien esto escribe con respecto a su opinión sobre la venta de la Plaza de Ejercicios Físicos Manuel Anselmo Ocampo, donde actualmente se encuentra emplazado el estadio deportivo que lleva el nombre del fundador de la ciudad.
En primer lugar, agradezco al fiscal Francisco Márquez quien ha tenido la deferencia de considerar mi opinión sobre el tema, aunque adjuntándola como prueba a favor de su argumento en cuanto a que el espacio público referido no es una plaza. Pero, como hijo de esta ciudad, más le agradecería al señor fiscal que se remita al plano de Villa María, aprobado por el Gobierno de la provincia de Córdoba en el año 1883 y aún vigente.
En ese documento público, histórico y de superlativo valor para la ciudad, encontrará que el espacio público en cuestión figura como plaza, nombre con el que siempre lo mencioné en el escrito presentado ahora como prueba en contrario. Es decir, utilizándolo para argumentar que no es una plaza.
Obviamente, la plaza no está trazada en el terreno; pero esto no puede desconocer lo que dice el plano urbano de la ciudad: plaza.
Además, debemos tener en cuenta que calles, plazas y espacios públicos previstos en el plano de 1883 no fueron materializados en el terreno al unísono o inmediatamente, sino a través del tiempo, paulatinamente y de acuerdo a circunstancias institucionales, políticas, económicas o de necesidad comunitaria.
Tal es así que la plaza Centenario, la única que figura como tal en el primer plano de Villa María, confeccionado en 1867 y mantenida con la misma categoría en el segundo, de 1883, fue trazada en el terreno 68 años después de fundada la ciudad. Hasta entonces y a partir de 1888, allí funcionó el mercado Colón, circundado por una pequeña plazoleta, hasta que el desarrollo urbano de la ciudad hizo insostenible su permanencia en el centro y fue demolido. Pero la plaza volvió a su destino original, como correspondía y de acuerdo a lo que determinaba el plano de la ciudad.
Lo mismo ocurre actualmente con la plaza que originalmente se llamó Oeste, teniendo en cuenta la “cruz” que forman las cuatro plazas históricas de Villa María, señalando los cuatro puntos cardinales.
Hoy, para la dinámica urbana se hace insostenible la permanencia del estadio deportivo allí emplazado, por lo que sería beneficioso erradicarlo de ese sitio y respetando el espíritu pionero trazar la plaza en el terreno, según lo dice el plano de la ciudad.
Vale recordar, que el nombre oficial del espacio público que se pretende vender es el de “Plaza de Ejercicios Físicos Manuel Anselmo Ocampo” y no, como erróneamente a veces se lo ha mencionado, “Estadio Manuel Anselmo Ocampo”. El espacio público previsto como plaza, excede ampliamente y en todo sentido a la cancha de fútbol que hoy lo ocupa en parte.
A mi humilde entender, estos aspectos deberían tener en cuenta el señor fiscal Francisco Márquez a la hora de pronunciarse. En cuanto a mi opinión al respecto, reitero que cuando oportunamente vertí la misma en un escrito, lo hice mencionando permanentemente a ese lugar como plaza y jamás de otra manera.
Los documentos públicos están para dirimir situaciones como éstas y sin lugar a dudas tienen un valor absoluto. Si bien la opinión de los ciudadanos debe tenerse en cuenta, no puede oponerse a las normas legales.
El documento que señala al lugar del que hablamos como plaza, no es otro que el plano de la ciudad.
Rubén Rüedi