“La idea fue hacer un proyecto de tesis de grado que pueda ser de gran utilidad a alguien. Además, quisimos hacer una devolución a la sociedad porque estudiamos en una universidad pública”. Con esa contundencia, Luciano Rossi, de Bell Ville, flamante egresado de la Ingeniería en Sistemas dictada por la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Facultad  Regional Villa María, se acercó a EL DIARIO para contar las características del software que crearon para El Andén, institución educativa local independiente. 

La tesis fue realizada junto a sus compañeros Soledad Demicheri, de Morrison, y Sergio Sánchez, de General Baldissera.

“Elegimos El Andén porque es una institución sin fines de lucro, donde desarrollamos un sistema acorde a sus necesidades, ya que trabajan con chicos con capacidades diferentes”, explicó.

Agregó que “a medida que teníamos entrevistas con las docentes de la institución, íbamos refinando el proyecto”. El “fruto final” de ese proceso fue el desarrollo de un software destinado a la producción, que puede ser utilizado por personas con discapacidad.

“Es un software que administra todo lo que es la parte de producción. Tiene desde la toma de pedidos hasta la planificación de producción, asignación de recursos y control de jornada laboral”, detalló Rossi y añadió: “Lo adecuamos a las necesidades de El Andén, sobre todo por los usuarios que tiene, que son chicos con discapacidades motrices”.

Asimismo, explicó que tuvieron desarrollar un hardware. “Hicimos un lector para que el usuario se identifique. Es un lector denominado RFID, como las tarjetas de colectivo, y una botonera que consta de cuatro botones con los cuales la persona puede utilizar el sistema”, contó el reporteado, describiendo así el procedimiento.

Destacó que las botoneras son de larga durabilidad, porque son industriales. “Cuando un chico tiene discapacidad motriz en la mano, con que toque de costado al botón, éste ya actúa”, precisó.

El egresado dijo que la docente arma las recetas de los productos, “porque generalmente hacen dulces de alguna fruta o alfajores de maicena”.

“Las tareas son sencillas. Por ejemplo, una de éstas es poner una cuchara arriba de la mesa. Entonces, cuando ya está toda la receta cargada  con una producción predeterminada, el chico se identifica a la mañana ante el sistema, que lo va ir guiando respecto a qué tareas tiene que hacer”, comentó.

De este modo, “va coordinando con las acciones de todos los alumnos. Cuando pone la cuchara arriba de la mesa, le marca la tarea ya realizada y después continúa con otro de los pasos propios de la elaboración”, sostuvo.

 

Independencia

 

 

Subrayó que con este sistema “se  logra la independencia del alumno en relación a una docente a cargo, lo que hace que el chico se sienta más contento y se pueda ir desarrollando”. 

El sistema le permite a la docente hacer evaluaciones,  donde pueden trabajar en el  mejoramiento de ciertas habilidades y capacidades. “En este sentido, hemos trabajado bastante en ajustar cuestiones porque es muy utilizado por los docentes”, afirmó

El sistema brinda un informe de evolución del chico. “Otra cosa para destacar es que cada alumno tiene un perfil, donde a los chicos con disminución visual el identificador los orienta a través del sonido. Con sólo pasar el mouse, el sistema le va diciendo sobre qué botón está ubicado y de esta forma lo puede ir manejando”, aseguró. 

Rossi aclaró que el proyecto se puede adaptar con colores en los casos de chicos con epilepsia. “Hemos diseñado una interfaz (medio con que el usuario puede comunicarse con la máquina) que se caracteriza por ser lo más reducida posible. Con cuatro botones se puede manejar todo el sistema”, remarcó.

 El menú tiene dos flechas (una para la derecha y otra para la izquierda) y posee un botón de aceptar y otro de cancelar. A su vez,  durante el procedimiento que realiza el estudiante, le va indicando la opción que elige. “Los chicos reconocen más los pictogramas que los textos”, reconoció.

 

“Está testeado”

 

“El sistema no está completamente implementado, es decir, no está en producción, pero ya lo hemos testeado y está listo para ello. Ahora queda coordinar con la gente de El Andén para ponerlo en práctica y ver si habría que ajustarle algo para la implementación”, aseveró. 

 Los integrantes de El Andén ya lo han visto y “les ha gustado mucho, quedaron muy contentos por la independencia que logra el chico”, destacó. 

El sistema no contempla el cobro de la mercadería, pero sí todo el proceso productivo.        

 

Dos años 

 

El proceso de Trabajo Final de Grado a los flamantes ingenieros les llevó alrededor de dos años “con dedicación a full”. “Tuvimos muchos altibajos desde que comenzamos en 2008, Sergio y yo nos fuimos a vivir a Córdoba. Además, Soledad fue mamá. Lo mismo lo seguíamos trabajando desde la distancia”. 

Los jóvenes van a seguir desarrollando el proyecto. “Antes que nada, queremos implementarlo en julio porque durante las vacaciones está cerrado El Andén. Además, la institución ha recibido donaciones de computadoras. Nosotros haríamos toda una instalación de cableado red para que el sistema quede funcionando”, adelantó. Asimismo, pretenden  hacer una capacitación en julio a las docentes de El Andén que lo requieran. 

 

“Gracias a las tres familias”

 

En el broche de la entrevista, el joven quiso expresar un agradecimiento, representando además a sus compañeros. 

“Queremos agradecer a las tres familias que nos acompañaron y nos alentaron en todo momento, como así también a El Andén, que nos abrió las puertas, y a nuestra Facultad, que nos permitió formarnos”, concluyó Rossi.

 

“El sistema está disponible para cualquier institución del mundo”