El 31 de mayo de cada año la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el Día Mundial sin Tabaco, cuyo objetivo es dar la exacta dimensión a la terrible epidemia que constituye el tabaquismo a lo largo y a lo ancho del planeta.
Esta fecha es también una oportunidad ideal para señalar a la comunidad los riesgos -hoy bien conocidos- que implica el cigarrillo para la salud, y para fomentar políticas eficaces de reducción de consumo.
El Ministerio de Salud de la Nación calcula que sólo en Argentina mueren cada año 40.000 personas como consecuencia de fumar. La cifra cobra dimensiones aún más alarmantes a nivel internacional; de hecho, la misma OMS determinó que ésta es la primera causa de muerte prevenible en los países desarrollados, y también la causa más importante de años de vida perdidos y/o vividos con discapacidad.
Políticas de salud pública y compromiso social
Pese a las innumerables campañas de prevención y concientización que se realizan permanentemente en relación a las consecuencias negativas del acto de fumar, el cigarrillo sigue diezmando nuestras sociedades, generando una adicción aparentemente inmanejable para quienes lo consumen a pesar de conocer el daño que les produce. Pero el fumar es una dependencia, y además es placentero, por eso cuesta tanto abandonar esta práctica.
Sin embargo, debemos entender que los mensajes negativos no son del todo efectivos, máxime cuando nadie desconoce los peligros del fumar.
Es fundamental, en este sentido, que desde la familia, desde la comunidad médica y desde los gobiernos apoyemos al fumador a través de mensajes positivos de aliento. Sólo así, y con el compromiso de todos, podremos erradicar el cigarrillo de nuestra sociedad, de nuestras casas.
Riesgos para la salud y tratamiento a tiempo
El consumo de cigarrillos es el principal factor de enfermedad pulmonar obstructiva y cáncer de pulmón. Genera también enfermedades cardiovasculares que pueden llevar a la muerte.
Sin embargo, se ha demostrado fehacientemente que la mayoría de los riesgos que registra la persona que fuma son reversibles si deja de fumar, especialmente a temprana edad. De hecho, quienes abandonan el cigarrillo antes de los 30 años de edad igualan los años de sobrevida que tendrían si nunca hubieran fumado, y ganan 10 años de expectativa de vida.
Tres pilares de apoyo para quien quiere dejar de fumar
La gente piensa que el cigarrillo es sólo un hábito, cuando en realidad es una verdadera adicción, y como tal es una enfermedad que debe ser tratada con seriedad y bajo supervisión profesional, de allí los intentos fallidos por medios propios.
En otras palabras, bajo la excusa de “no quiero dejar de fumar” en realidad muchas veces se esconde una sensación de impotencia, de “no puedo hacerlo”.
A continuación destacamos cuáles son los tres pilares fundamentales para toda aquella persona que quiere dejar de fumar, y de qué manera actúan:
Pilar 1: La automotivación
La automotivación es, sin dudas, un pilar muy importante en la cesación. Sin motivación sería sumamente difícil obtener resultados positivos, al menos sostenibles en el tiempo. Sin embargo, debemos entender que la motivación es variable, y que en realidad puede esconder elementos que no se manifiestan a simple vista.
En cuanto al disparador que propicia el cambio, esto es muy variable. Algunos deciden dejar el cigarrillo por alertas de su propio organismo, por enfermedades y hasta fallecimientos producidos en el círculo social cercano o familiar a consecuencia del cigarrillo, pero también muchos lo hacen a partir de hechos positivos, como el nacimiento de un hijo. Esto dependerá de cada persona pero, lo cierto es que cuando surge o incrementa la motivación es tiempo de intentarlo.
Pilar 2: El apoyo familiar
En muchas ocasiones el fumador decide dar los primeros pasos hacia la desintoxicación, y aquí es cuando se topa con la complicación de la falta de apoyo familiar.
Así como los gobiernos de todo el mundo han propiciado leyes para generar espacios libres de humo, muchas veces el fumador que quiere desintoxicarse encuentra ambientes favorables en su trabajo y en lugares públicos, pero al llegar a sus hogares se topan con espacios que están lejos de ser libres de humo. Esto quiere decir que un buen primer paso, si aún no lo hicimos, es liberar la casa de humo de tabaco.
Pilar 3: El abordaje profesional
Como decíamos anteriormente, la ayuda profesional es ineludible cuando de dejar de fumar se trata. La motivación es el punto de partida de toda recuperación, pero en general insuficiente, ya que la cesación sin el acompañamiento terapéutico, individual, grupal y o farmacológico resultará casi indefectiblemente en un duro fracaso para el tabaquista, lo que puede llevarlo a bajar los brazos definitivamente.
Resultados
En general, todo fumador tiene a lo largo de su vida uno o varios intentos fallidos hasta poder dejar el cigarrillo definitivamente, y muchos de estos intentos van de la mano de fórmulas mágicas que no hacen más que generar mayor decepción.
Los estudios en este sentido han demostrado que el “método de la voluntad” sigue siendo el más empleado, pero apenas el tres por ciento logra dejar de fumar de esta manera, cumplido el año. Esta es, claramente, una cifra insignificante que no hace más que confirmar que esta dependencia debe ser tratada con seriedad y acompañamiento especializado. De esta manera, se multiplican estos resultados hasta en más de un treinta por ciento.
La decisión de una internación con fines de dejar de fumar constituye una herramienta sumamente útil. El camino será, de acuerdo a la situación de cada paciente, más o menos difícil, pero nunca imposible.
Dra. Raquel Pendito- MP: 12760- Especialista en Neumonología y responsable del Programa de Dehabituación Tabáquica del Sanatorio Diquecito