En la edición de ayer publicamos el caso de Sergio Santucho, un hombre que despertó del coma luego de que comenzara a trabajar el equipo del INEDI, el Instituto de Neurociencias para el Desarrollo Integral. El trabajador, que sufrió un accidente, está internado en la Clínica Marañón desde hace 53 días.
EL DIARIO buscó en la víspera una explicación médica al avance en su cuadro. La magíster en neuropsicología, Jorgelina Milanesio, nos brindó distintas precisiones describiendo un cuadro clínico en particular.
Estos son los aspectos centrales:
• “Durante muchos años se pensó que una vez llegado a la madurez, el sistema nervioso sólo puede sufrir cambios de forma degenerativa y/o destructiva. Si a esto le añadimos determinadas lesiones que podemos sufrir a lo largo de nuestra existencia, nos encontramos ante una visión realmente abrumadora y pesimista del funcionamiento de nuestro sistema nervioso. Afortunadamente, numerosos estudios han demostrado la existencia de un proceso, por el que puede llegar a haber una cierta recuperación de las funciones que han quedado mermadas o desaparecido tras la lesión. Este mecanismo es la plasticidad neuronal. Tomando este proceso como punto de partida podemos decir que cualquiera que sea la lesión cerebral y la situación del paciente, es necesaria una intervención dirigida a la rehabilitación neuropsicológica del sujeto. Para ello hay que tener en cuenta varios factores”.
• “Después de sufrir un daño cerebral y dependiendo de la magnitud de éste, en la mayoría de los casos, el paciente entra en un estado de coma que puede variar en su duración, es decir, desde minutos hasta meses”.
• Se presentó el caso de una mujer de 74 años que sufre un accidente cerebrovascular con afectación corticosubcortical masiva. Estuvo en coma un mes. “Para la valoración neuropsicológica se aplicaron las siguientes pruebas: exploración de pares craneales, entrevista a la familia y pruebas situacionales de interacción con objetos y personas y comunicación. Tras dicha valoración se determinó que la paciente sufría una afectación generalizada afaso-apraxo-agnósica como consecuencia del accidente cerebrovascular.
Considerando todo lo anterior se establecieron los siguientes objetivos de intervención: aumentar la capacidad de interacción de la paciente con los objetos y personas que la rodean, a través de la utilización de claves visuales y situacionales; posibilitar un sistema de comunicación gestual natural aprovechando la intencionalidad que presenta la paciente y mejorar la autonomía de la paciente para que colabore, al menos de forma pasiva, en las situaciones de cuidado personal. Además de la intervención neuropsicológica, la paciente precisa desde el primer momento de una intervención fisioterapéutica”.
Hubo estimulación visual, auditiva, táctil, gustativa y olfativa.
• “Tras nueve meses de intervención, hemos observado una gran mejoría en la paciente, que se traduce en distintos cambios de ánimo, y en respuestas de enfado y negación ante situaciones que no le son agradables. Aún así, sigue siendo muy colaboradora y demuestra una gran fuerza de voluntad a pesar de las dificultades que tiene tanto a nivel motor como a nivel cognitivo y de lenguaje. El gran inconveniente que vemos es la duración de estos tratamientos y el coste adicional que supone. Por desgracia, la Administración Pública no contempla la posibilidad de prestar estos servicios a los pacientes, con lo cual queda a cargo de los familiares, que la mayoría de las veces se ven desbordados por la nueva situación.
• Por último querríamos hacer una breve reflexión, ¿hasta dónde podemos llegar? ¿qué funciones se pueden llegar a recuperar aunque sea de forma parcial?, todavía hoy, en el Siglo XXI, el cerebro es una incógnita y no podemos saber lo que puede dar de sí, lo que sí podemos afirmar sin temor a equivocarnos es que el trabajo día a día, la constancia y la voluntad de recuperación por parte de pacientes, profesionales y familiares, son las piezas que mueven los engranajes de todo el proceso rehabilitador”.