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Martínez, Mignola y Ruiz, en su paso por nuestra Redacción |
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Movimiento Vecinalista Independiente y Libre (MOVIL), que se define como “una asociación civil en defensa de los derechos e intereses de los ciudadanos comunes”, entregó en nuestra Redacción un comunicado en el que fija su posición en torno a “la recientemente inaugurada remodelación de la costanera, a un costo de 8 millones de pesos, más otros 160 mil pesos quemados en fuegos artificiales, contratación de artistas y otros gastos”.
El siguiente es el texto completo de la declaración que lleva las firmas del presidente de la entidad David Ruiz, el secretario de Organización Omar Mignola; el de Prensa Reyes Martínez, y de otros miembros titulares del Consejo Directivo, entre los que se cuentan Mónica Comini, Marcelo Boroni, Nancy Zabala y Sergio García.
“El General Perón, parafraseando a los antiguos griegos, solía decir que todo debía hacerse, en la política o en la propia gestión de Gobierno, ‘en su medida y armoniosamente’. ¿El equipo que dirige el intendente Eduardo Accastello, que se dice peronista y cuyo jefe ha pasado sin sonrojarse por todo el diapasón de adhesiones incondicionales en su movimiento: a Jauretche, a Menem, a Duhalde, a de la Sota y ahora a Néstor y Cristina, tendrá en cuenta aquel apotegma del fundador?
Para mostrar patéticamente la contradicción en que se mueve el equipo accastellista, fuera de la medida y de la armonía que aconsejaba Perón, se puede ver con preocupante indignación, por ejemplo, el abandono a que siguen sometidos y humillados los vecinos de los barrios periféricos, que cuando caen cuatro gotas sufren anegamientos, inundaciones y barriales que les impiden entrar o salir y hasta la falta del transporte público.
En esta Ciudad del Conocimiento, de la ‘costanera con barras en colores que expresan el progreso’, tal situación y otras no menos graves, resultan un acta de acusación ilevantable para quienes gobiernan Villa María con concepciones y métodos elitistas y autoritarios, ya que el dinero regalado por la Nación y que nos pertenece a todos, es aplicado en obras que no son prioritarias. Se hace sólo aquello que brille y se vea y que dé réditos políticos (y quizá no sólo políticos), o lo que exige el ego personal, no lo que el pueblo necesita y demanda con urgencia. Se hace lo que les viene en gana y no lo que prometen engañosamente en las campañas electorales.
El despilfarro y la insensatez, definen entonces las inversiones que realiza Accastello y su equipo, con recursos que les son otorgados graciosamente y sin control por quienes manejan nuestros dineros públicos en forma discrecional, y sin exigir que estén afectados a políticas de Estado contenidas en un Plan Director de Desarrollo Urbano y Humano. Eso debiera ser lo principal y no estas obras faraónicas que al lado de las necesidades populares irresueltas resultan absolutamente prescindibles e innecesarias. Esta iniciativa puede bien ser comparada con el anunciado desatino de construir el Tren Bala, en lugar de lo que reclama a gritos la ciudadanía y el progreso social: la recuperación del sistema ferroviario destruido por la dupla nefasta de Cavallo y Menem.
Con acierto algunos lectores de la prensa local calificaron a esta obra de la costanera como de ‘Pan y Circo’. Y tienen razón. Si el Gobierno municipal tuviera humildad y sentido común, si fuera capaz de despojarse de una manera de gestionar clientelística y demagógica, comprobaría qué cantidad de viviendas sociales para los sectores populares que viven la angustia de no tener casa propia se podrían haber hecho, o de ayuda a los adjudicatarios de las 400 Viviendas federales para que reciban de una buena vez sus casas, bien terminadas, con todos los servicios, con tapias para mejorar la seguridad; qué cantidad de calles se podrían haber mejorado, compactado o asfaltado para evitar el drama que dejan las lluvias; qué cantidad de plazas se podrían haber mejorado para atender el esparcimiento de grandes y chicos (la plaza ubicada al lado de la otra obra faraónica, el subnivel, que aparte de su dudoso valor arquitectónico no cumple la finalidad para la que se construyó, es otra acta acusatoria de la desidia y el desinterés municipal por mantener y mejorar los lugares de esparcimiento público ‘para los pobres’ ya que hace años que los juegos están rotos, los bancos no sólo que son insuficientes sino que los pocos existentes están destruidos, etcétera); qué cantidad de baños públicos amplios, limpios y funcionales, se podrían haber levantado a lo largo de la hermosa costanera; qué cantidad de aportes se podrían realizar al Hospital Regional para cubrir las conocidas falencias en materia de especialistas o de medicamentos, y una larga lista de cuestiones que harían a mejorar sin falsos espejismos de ‘progreso’ la calidad de vida de la gente, en lugar de este engolosinamiento del señor Accastello para convencernos con dinero fácil que ‘está para más’, como dijo su embelesado colega de la vecina orilla, o que dándonos ‘pan y circo’ se lo tendrá en cuenta para escalones políticos mayores, como parece seguir pretendiendo, legítimamente o no.
Elevamos nuestra protesta por esta forma de manejar los recursos y exigimos que en el futuro, todo dinero que reciba regalado por su adhesión por conveniencia y no por convicción al Gobierno de la doctora Cristina Fernández, se aplique a la ejecución de las obras públicas prioritarias que constituyen el ‘núcleo duro’ de la deuda que este gobierno y los que le antecedieron tienen con los ciudadanos ‘de a pie’. Que se otorgue mayor participación y protagonismo a la población a través de sus organizaciones vecinales, consensuando con ellas o realizando consultas que determinen las verdaderas opiniones de la población y no presentando los hechos consumados, con fanfarria mediante, para incidir y crear espejismos.
Una ciudad crece, se desarrolla y se moderniza cuando todos sus habitantes lo hacen ‘en su medida y armoniosamente’ y no con este tipo de obras caprichosas y lujosas, que tratan de ocultar la miseria polarizada en otros sectores humildes, que son los postergados por estas equívocas inversiones.
La costanera ya lucía hermosa por las obras recientes que había hecho la señora de Accastello y no cabía destruirla para ‘remodelar’, sobrecargándola y saturándola con lujo y despilfarro, menos teniendo asignaturas pendientes de vieja data que resolver.
Así no honramos los esfuerzos por distribuir la riqueza ni por alcanzar mejores niveles de justicia social con democracia.”
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