El 15 de junio de 1953, Primo José “Coco” Giusti abría su peluquería en Lima 528 de Villa Nueva, después de haber trabajado cuatro años como camionero para poder adquirir el instrumental necesario para instalarse.
Sesenta años después de ejercer su profesión ininterrumpidamente, su familia decidió organizarle un almuerzo para festejar el acontecimiento junto con sus amigos y sus clientes.
“El 15 cumple 60 años como peluquero, esto es un reconocimiento porque no es fácil encontrar a alguien que llegue a tener tantos años en la misma profesión”, aclaró su nieto, Federico Giusti.
El almuerzo será en la sede del Círculo Italiano de Villa Nueva, este domingo 16, y servirá para homenajear a este veterano peluquero que recién ahora está pensando en retirarse.
Con una lucidez envidiable, "Coco" Giusti cuenta que a la profesión se la enseñó Juan Giraudo, un peluquero de Villa María que tenía su local en el bulevar Vélez Sarsfield.
"Yo aprendí el oficio haciendo el servicio militar, en la Fábrica Militar de Villa María. Giraudo iba a ahí a cortarle el pelo a los soldados y a los oficiales y como yo era su amigo, me puso como su ayudante y me enseñó a cortar el pelo". "Hasta ese momento, yo no sabía nada de peluquería. Empecé a pelar a los soldados y cuando aprendí, les cortaba a los oficiales”, recuerda con una sonrisa.
“Cuando salí del servicio militar tanto mis padres como yo no teníamos nada, entonces tuve que ir a trabajar de camionero cuatro años y cuando pude comprar las herramientas, me instalé. Tenía 26 años”, afirma.
“Dejé los camiones y elegí dedicarme a la peluquería porque me gustaba. Me instalé el 15 de junio de 1953 y nunca interrumpí por nada, estuve 60 años cortando el cabello, pero también hice de todo en la peluquería, vendía rifas, autos”, confiesa, divertido.
Asegura que en 60 años nunca pensó en cambiarse de profesión o dejar su peluquería.
“Para mí fue fácil siempre, la peluquería no es algo para ganar mucho dinero, pero todos los días se tiene plata porque alguien viene a cortarse el cabello”, aclara “Coco”.
“Yo era un peluquero de muchos clientes, tenía más de 350 y trabajaba desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche, también iba en bici a Sanabria a cortar el pelo los domingos. Ahora trabajo medio día y en cualquier momento la cierro porque se me cansan las piernas”, dice, y cuenta que hoy tiene unos 80 ó 90 clientes.
Remarca que nunca fue a hacer un curso de perfeccionamiento y que alguna vez hizo cortes a navaja, pero que no me gustan porque arruinan el cabello.
“Yo soy un peluquero de la guardia vieja, hago el corte clásico, cuando me piden cortes especiales los mando a otro lado”, agrega.
Al hablar de lo mejor que le dejó su profesión dice sin vueltas que la peluquería le “rindió siempre” económicamente, tras lo cual enumera que pudo comprarse su auto, ahorrar, vivir bien y viajar.
“También era una satisfacción porque hablaba con los clientes, las amistades que he hecho. No tengo nada feo que contar de la profesión”, dice muy convencido, para concluir.