La Justicia de Villa María absolvió ayer a una joven mujer que estaba acusada de haberse quedado con el importe de un cheque que el padre de su empleadora le habría dado para pagar unos cedulones de Rentas, en un hecho ocurrido hace poco más de cuatro años en la localidad de Las Perdices.
Melisa Rita Angaramo fue declarada inocente de culpa y cargo, luego que el propio fiscal de la Cámara del Crimen, Francisco Márquez, pidiera su absolución tras considerar que no se había podido acreditar el hecho de presunta “estafa” que se le atribuía, descripto en la requisitoria de elevación a juicio.
No obstante, la acción penal se dio por desistida ni bien comenzó la segunda y última audiencia de debate, ya que el querellante particular y actor civil, Hugo Alberto Magnano, no se hizo presente en la sala, tal como lo exige la legislación vigente.
En efecto, el denunciante no concurrió a Tribunales y el abogado que lo patrocinaba, el villamariense Rubén Osés, no tenía un poder legal para representarlo en su ausencia, por lo que inmediatamente quedó desafectado del proceso oral.
Curiosamente, Osés no abandonó el estrado que ocupaba en la sala y siguió las instancias finales del juicio prácticamente como un testigo privilegiado. Pese a ello, ni la camarista Silvia Saslavsky de Camandone, ni el fiscal Márquez y ni el defensor Marcelo Martín Silvano objetaron su permanencia en ese lugar.
Tras el papelón del empresario perdiceño, propietario de la consignataria de hacienda Magnano SA (una conocida firma dedicada a la explotación agropecuaria), el juicio continuó por sus carriles normales hasta el dictado de la sentencia absolutoria.
Tampoco concurrió a la cita la abogada Ana Cecilia Magnano, hija del denunciante, quien también era parte del proceso como representante legal de su padre y de la empresa familiar radicada en Las Perdices.
Tal como lo informó EL DIARIO en su edición de la víspera, Melisa Angaramo había sido denunciada a fines de febrero de 2009, acusada de haberse quedado con el importe de un cheque de 2.544,90 pesos que Hugo Magnano supuestamente le había dado para que pagara unos cedulones de Rentas en el Banco de la Provincia de Córdoba de aquella población.
Según la acusación del instructor de la causa, Daniel Del Vö, Angaramo se hizo presente en la entidad crediticia, cobró el valor y se retiró sin abonar los impuestos, por lo que habría incurrido en el delito de “estafa”, que es reprimido con prisión de un mes a seis años.
Sin embargo, tanto el fiscal Márquez como el defensor Martín Silvano sostuvieron que se había tratado de un “hecho atípico”, es decir que no hubo delito porque la conducta de Angaramo no encuadraba en ninguna calificación legal.
“Es inocente”
Consultados tras el fallo, el acusador público fue breve pero contundente: “Esta Fiscalía no pudo acreditar el hecho contenido en la acusación y por lo tanto pedí la absolución. El artículo 18 de la Constitución Nacional dice que mientras una persona no es condenada, se presume que es inocente. Y por lo tanto, el tribunal ha declarado la inocencia de la señorita Angaramo”.
Por su parte, el letrado defensor enfatizó que “a la larga, todo se descubre”, y añadió que en esta causa “no hubo delito, no hubo engaño, ni nada por el estilo”.
Melisa Angaramo, una ama de casa de 28 años de edad, es oriunda de Las Perdices, localidad en la que estuvo radicada hasta mediados de 2009.
En junio de aquel año, luego que el fiscal Del Vö la imputara formalmente, la joven fue víctima de un escrache público en un comercio perdiceño. Según lo constató la propia madre de Angaramo, se expuso en la vidriera de una librería una fotocopia de la carátula de la causa y otra del decreto de imputación, en los cuales se subrayó el nombre de la acusada y el delito que se le atribuía.
Esta situación obligó a Melisa a tener que irse de Las Perdices. Primero se radicó en Villa María, pero ante la imposibilidad de conseguir trabajo, se fue a vivir a una estancia ubicada en cercanías de la localidad bonaerense de Florentino Ameghino, donde actualmente está afincada con su pareja.
Por último, cabe destacar que Hugo Magnano deberá hacerse cargo de las costas del proceso, a priori estimadas en unos 10 mil pesos.
El final de la audiencia fue tan atípico como su desarrollo: cuando la jueza Saslavsky de Camandone dijo que el juicio había concluido, las personas que se encontraban presentes en la sala (alumnos del Rivadavia, estudiantes de la Universidad Católica de Salta, abogados, martilleros y público en general) coronaron el veredicto con un cerrado y efusivo aplauso.
LAS FOTOS
1- El abogado Marcelo Martín Silvano junto a su defendida, Melisa Rita Angaramo, quien fue absuelta de un delito que no había cometido
2- En primer plano, los abogados Ana Cecilia Magnano y Rubén Osés. En la foto pequeña, el denunciante Hugo Magnano. Padre e hija no fueron a Tribunales
3- El fiscal Francisco Márquez pidió la absolución, no sólo porque ya se había desistido la acción penal, sino porque consideró que no se configuró delito