Nacido en Lomas de Zamora hace años, se sumó a quienes cotidianamente ven nacer los días desde una construcción de la ciudad de Buenos Aires. Allí, y en su lugar natal, ejerce la docencia universitaria y el periodismo.
Hombre de letras que en sus 20 años de profesión lleva escritos varios libros, hace pocos días vino a Villa María a presentar el último de ellos, “1983. El año de la democracia”, un estudio histórico de ese momento tan especial para nuestro país. Aprovechamos para hablar acerca de ese material y su repaso por los sucesos que se dieron aquel año.
Perfume de libertad
Nos dice que el trabajo de investigación le llevó tres años, luego vinieron largos meses dedicados al proceso de escritura. Cuando los argentinos recuperamos la democracia, Germán Ferrari era un adolescente, nació en 1969. La búsqueda en archivos y las más de 60 entrevistas que realizó para este trabajo le significaron confrontar nuevos datos con su memoria personal. Algo de eso hablamos cuando, sentados a una larga mesa, realizamos la entrevista. Le preguntamos qué cosas de las que encontró lo sorprendieron.
Germán cerró los ojos, es un gesto que repite cuando habla, quizás se concentra y repasa imágenes. Dijo que en ese cotejo fue sorprendido por varias cosas. “Uno tiene la información muy parcializada, fragmentada, y toda investigación te va llevando a descubrir cosas todo el tiempo. Desde pequeños acontecimientos hasta los acontecimientos más grandes, en la profundización de los hechos. Por ejemplo, el tema de la denuncia de Alfonsín sobre el pacto militar-sindical es conocido en línea generales, pero el estudio en profundidad de cómo se fue dando, es otra cosa. El descubrimiento de hechos que se fueron concatenando hasta llegar a la denuncia pública fue sorpresivo para mí. Está en la tarea del investigador ir dejándose llevar por los datos, ir hilvanándolos y sorprendiéndose a la vez”.
También lo atrapó “el tema del periodismo en la época. Cómo fue cambiando desde su colaboración con la dictadura”. Volvió a cerrar los ojos y nos siguió dando la impresión que en esos momentos revisita imágenes y letras de moldes que alguna vez leyó. Pasa a explicar que habla de aquellos que durante la guerra de Malvinas informaban que se iba ganando, adherían “al slogan de estamos ganando” y luego pasaron a “adaptarse por conveniencia a la nueva situación que se avecinaba, a las elecciones, a la democracia”. Aclaró que a la adhesión a lo democrático, en algunos casos, los periodistas la hacían desde sus convicciones.
También rescató que en aquel tiempo se dio “el nacimiento de una serie de medios. En algunos casos medios partidarios, es decir, que respondían a los partidos políticos, medios de las organizaciones sociales, de derechos humanos, revistas de interés general, diarios, todo ese proceso es muy interesante”. Germán también nos habla de “una sorpresa generalizada al ver en perspectiva todo el año. De enero a diciembre todos los acontecimientos, la cantidad de acontecimientos que fueron sucediéndose. Uno tiene la idea solamente de la campaña electoral, las elecciones, la asunción del nuevo gobierno y en realidad fue un año muy rico en diversos aspectos y verlo, en perspectiva, todo junto, también sorprende. Es mucha la cantidad de información que hay”.
Acordamos con él, pues nos ha sucedido algo parecido leyendo su libro, pasaron muchas cosas en aquel 1983; ansiedades, miedos, atentados, promesas, incertidumbres, desafíos, la autoamnistía de los militares, las campañas, la decisión de juzgar a los responsables del horror, las elecciones, la gente en la calle, el respirar perfume de libertad teniendo la certeza de que dejábamos atrás esa monstruosidad que fue la dictadura. Sí, tiene razón, sucedieron muchas cosas durante aquel año.
Servicios
Algo que les sucedía a los militantes de aquellos años era pensar que los servicios de inteligencia no habían abandonado sus prácticas. Ferrari fue a revisar los archivos del Servicio de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires y descubrió informes sobre actividades políticas.
En la entrevista miró con profundidad, movió sus manos abiertas con las palmas hacia abajo, como si tocara los documentos, y dijo que “ahí lo que sale, más que nada, es cómo los servicios de inteligencia de la bonaerense estaban atentos a todo lo que significó el proceso electoral. Meterse dentro de los partidos políticos, infiltrarse en los partidos políticos, en las organizaciones sociales, sindicales, la inauguración de un comité partidario significaba un registro. Llevaba a realizar un registro para los servicios de inteligencia de la bonaerense, donde se consignaba todo el itinerario del acto. Casi como una crónica periodística. Ir viendo, leyendo los documentos, sorprende, asusta y causa gracia a la vez. Una situación tragicómica de cómo los servicios de inteligencia hacían algo que, precisamente, no era inteligencia: intentar analizar hechos políticos. A veces en esos informes se ven intentos de análisis político, comentarios de la situación del país. Sobre todo, eso ocurría con los informes que elevaban servicios metidos dentro de los partidos políticos. En ese sentido es muy revelador el testimonio de Néstor Vicente, que en ese momento era dirigente de la Democracia Cristiana, de una línea interna llamada Humanismo y Liberación, que era el sector de izquierda de la Democracia Cristiana, y él contaba cómo habían sufrido un caso de un servicio de la Aeronáutica metido dentro de la militancia y que lo descubrió tiempo después, en el transcurso del 83. Y eso estaba presente, el tema de los servicios de inteligencia, en el periodismo también”. Se queda pensativo y rompe el momento de silencio diciendo “Ese también es otro de los hechos que sorprenden”. En el libro “1983…” la descripción de esas acciones de “inteligencia policial” es bien detallada.
Juventudes políticas
Ferrari era joven en 1983, quien esto escribe también, entonces se planteó como natural hablar de la participación juvenil en política. Dijo que para él, y según la investigación, fue “el motor de la campaña electoral en los diferentes partidos. En el radicalismo se nota mucho, en el alfonsinismo, y con un sector preponderante que es la Junta Coordinadora. Pero también en otros partidos, el Partido Comunista (PC), la Democracia Cristiana, el Partido Intransigente (PI) liderado por Oscar Alende había tenido mucha militancia juvenil”. Esto se notaba en las manifestaciones. Si bien las del PI no llegaban a tener la envergadura de las organizadas por los radicales o los peronistas, sí eran numerosas. En tanto, el PC con “la Federación Juvenil Comunista también tenía una gran capacidad movilizadora”.
Si bien en el radicalismo explotó la participación juvenil, Ferrari aclara que “también en el peronismo, en menor medida, y con menos organicidad, había podido manifestarse esta militancia juvenil; pensemos que no había una juventud peronista organizada, sino que recién empezó a reorganizarse ese año. Pensemos que uno de los referentes de la juventud peronista, Dante Gullo, estaba preso y salió de la cárcel unos días antes de las elecciones. Otro referente de la juventud peronista de la época, en otra línea, era Patricia Bullrich. Había una rama universitaria del peronismo, una expresión bastante menor si se la compara con el radicalismo o con la Federación Comunista, uno de cuyos líderes era Jorge Argüello, que hasta hace poco fue embajador en los EE.UU. Pero lo que hay que destacar es esa militancia juvenil que también se cristaliza en el movimiento de DD.HH. y en el movimiento obrero. No solamente en los partidos políticos, sino que también hay una presencia juvenil muy grande en esas organizaciones y es interesante el diálogo que se produce entre las ramas juveniles de todos los partidos, de los diferentes sectores como una especie de multipartidaria ampliada que logró hacer una gran manifestación a mediados de año, en julio del 83, con una capacidad de movilización muy grande en reclamo de libertades democráticas”.
Se nos acababa el tiempo y Ferrari continuaba describiendo su mirada sobre el 83 y el presente parece hacer un juego óptico superponiendo algunas problemáticas de entonces que tienen versiones actuales. Así surge el tema Malvinas, que aún no podemos resolver; la violencia en el fútbol, las inundaciones, la violencia policial. Ferrari agregó “en el 83 el debate era qué se hacía con los que habían encabezado la matanza de 30.000 personas en la Argentina y eso es un tema que ha podido encaminarse y resolverse en los últimos años con los juicios por delitos de lesa humanidad... -también- la reforma a la estructura sindical en la Argentina. Alfonsín lo quiso plantear ni bien comenzó su Gobierno, enviando un proyecto de ley al parlamento que se conoció como la ‘ley de reordenamiento sindical’ que entraba en puja con el sindicalismo peronista y esto es un tema de total actualidad cuando vemos la dispersión en diferentes centrales obreras; el tema de la ‘Ley de Medios’, en el 83, dentro de la plataforma del radicalismo estaba la derogación del decreto-ley de la dictadura y era un tema que preocupaba y es un tema que sigue preocupando en 2013, porque si bien ese decreto-ley fue suplantado por una ley de la democracia, es una ley que todavía no puede aplicarse de forma concreta por intereses sectoriales del grupo de multimedios más importante de la Argentina”. Este año se hablará mucho de los 30 años de democracia, vendrá muy bien volver a mirar con qué horizontes iniciamos este camino en el 83.