Escribe: Juan Manuel Gorno
Para finalizar una semana convulsionada por la compleja operación que debió atravesar un miembro del plantel (Lucas Bolatti), Atlético Ticino cambió el chip, recalculó su objetivo y logró ayer una victoria incuestionable ante Yrigoyen que lo aventaja para seguir luchando, a pesar de las adversidades.
El 2 a 1 cosechado en condición de local no hizo más que focalizar los atributos de este equipo conducido por Germán Vicario que, cuando se lo propone, hace estragos en ataque con un piberío atrevido, veloz, indescifrable. Incluso como sucedió en la víspera, ante uno de los equipos con menos goles en contra del campeonato.
Una bandera para enviarle fuerzas a Bolatti, quien se encuentra internado en una clínica villamariense y se repone de la doble intervención quirúrgica, manifestaba en la previa que Atlético no podía abstraerse de lo sucedido.
“El martes no entrenamos, no había ganas de jugar”, dijo el entrenador. Sin embargo, tres minutos después del pitazo inicial, el viento conspiró contra Adrián Peralta en el área de Yrigoyen, Rodrigo Fassi tomó el regalo y Franco Ortiz se lo llevó puesto. Hubo penal. Y Ayrton Páez se encargó de traducir el fallo en gol para calentar la fría tarde y remarcar que, al mal tiempo, buena cara.
Yrigoyen vio que la serie podía complicarse de temprano y mostró reacción por la personalidad de sus jugadores, sobre todo los más grandes, quienes pusieron el pecho a la situación para sobrellevar el partido. Conclusión: a los 11 minutos, Diego Marín hizo una gran maniobra y mandó el centro que Leandro Grosso de cabeza -en el área chica- transformó en empate.
Grosso plasmó en esa jugada que siempre suele convertirse en un ocasional goleador (sabe pasar al área desde el centro con criterio y por sorpresa) y después se reacomodó en el medio para dar batalla junto a Diego Fernández, entonces Atlético pasó de ser un equipo voraz en el inicio a otro dubitativo, carente de precisión en esa zona central, promediando la etapa.
Tras un arranque emotivo, el partido se tornó parejo y muy hablado desde los bancos y las tribunas.
Yrigoyen supo ordenarse en su campo y, cuando pudo, presionó en la salida de la defensa local para provocar pelotazos a dividir y entrar en un terreno incómodo para Atlético.
Dentro de la paridad, hubo una arremetida de Juan Bianchi en el área chica, un frentazo de emboquillada de Marín (que pasó por arriba del travesaño), un cabezazo desviado de Piovano y un tiro libre defectuoso de Gabetta. Nada claro, salvo una fuerte entrada de Ortiz sobre Bertola que el árbitro no cobró y que pudo haber cambiado la historia, ya que el defensor estaba amonestado y, en consecuencia, debía ganarse la segunda amarilla, aunque Bianchi, previamente, le aplicó a Marín un golpe de puño que nadie de la terna arbitral vio o quiso ver.
Otra imagen
El segundo tiempo encontró a Ticino mejor calibrado en ofensiva, producto de la movilidad de Páez y las estocadas de Rodrigo Fassi, un delantero pícaro para moverse entre los centrales. Además, tuvieron mayor participación Waldemar Carranza y Claudio Andrada, aun con intermitencias.
Yrigoyen quiso “trabajar” el partido en la zona media, pero dejó grietas en el fondo que Atlético capitalizó por la velocidad de sus hombres en cada avance por los costados.
A los 8 minutos, Ezequiel Merani debió actuar ante un remate de Carranza y, siete minutos más tarde, llegó el segundo grito ticenense, cuando Fassi encaró a los centrales, se hizo un hueco en la puerta del área y remató cruzado, al ras del piso.
Yrigoyen quiso volver a reaccionar, pero sin un juego fluido ni peso en ataque, ya que Marín se retrasó para entrar en el circuito, pero nadie lo acompañó cuando había que ingresar en Zona de Definición. Encima, Atlético se abroqueló con astucia y, de contragolpe, sumó situaciones sobre el arco de Merani.
Fassi, Páez (en dos oportunidades) y Piovano merodearon el gol que no pudieron convertir para que la diferencia en el marcador tenga mayor amplitud.
El futuro dirá si esa falta de jerarquía para golear en el momento indicado tendrá malas consecuencias para el equipo de Vicario cuando concluya la serie, sobre todo porque Yrigoyen no se dará por vencido en la revancha.
Por lo pronto, Atlético se dio el gusto de empezar bien los cuartos y, de paso, le dedicó un triunfo a Lucas Bolatti. La incertidumbre había finalizado. Y el equipo, está visto, sigue enchufado.
La figura
Rodrigo Fassi fue una pesadilla para el fondo de Yrigoyen. Provocó el penal que derivó en el primer gol y marcó el segundo con gran definición y jugada previa. Fue muy bueno también lo de Ayrton Páez, siempre marcando diferencias con su juego. En Yrigoyen, el mejor fue Leandro Grosso.
El árbitro
Al cordobés Pablo Echeverría le faltó expulsar a Ortiz, por doble amarilla, y a Bianchi, por agresión sin pelota sobre Marín. Quedó la duda sobre un penal que le cometieron a Gabetta y el juez cobró infracción afuera del área. El penal a Fassi existió y en cuanto a las tarjetas que mostró, el árbitro acertó.