En principio este álbum, del que me ocupo en esta entrega, estaba pensado para llenar con sus canciones un solo larga duración. Sin embargo, cuando Elton John terminó de grabar todos los surcos para cada una de sus creaciones, supo inmediatamente que tanto material sólo podría caber en una placa doble. Así nació "Goodbye yellow brick road" (conocido en nuestro país como "Adiós camino de ladrillo amarillo"), que fue grabado íntegramente en una majestuosa casona a las afueras de París.
La gran preocupación del compositor y pianista inglés, tenía que ver con la reacción de sus fans a la hora de comprar el producto musical, sencillamente porque sabía que ellos iban a tener que pagar más de lo que solían para poder escuchar sus composiciones. Esos temores fueron infundados y desterrados a la hora en que el doble llegó a las góndolas de las disquerías, porque la obra de Elton llegó a lo más alto de las listas en gran parte del mundo, y principalmente en los Estados Unidos y Gran Bretaña en su conjunto. El cantante fue testigo privilegiado al contemplar como cuatro de las canciones incluidas en el álbum doble alcanzaban los espacios más elegidos en listas y ventas, como, por ejemplo, "Benny and the jets", que se alzó con el Nº 1 en el norte de América.
El disco de pasta doble "Adiós camino..." fue concluido al término de 3 semanas de intensas sesiones de grabación, con la campiña gala como marco ideal para la musa inspiradora del artista británico y está considerado como uno de los mejores trabajos de Elton John dentro de su prolongada carrera musical. En esta producción fue donde Bernie Taupin se consolidó en su tarea de letrista y compañero de senda profesional del mítico pianista, aún hoy, más vigente que nunca. Los 14 temas que se incluyen en el doble, fueron publicados en octubre de 1973 y se vendieron siete millones de copias.
Programas famosos
La radio, formadora de opiniones y uno de los pasatiempos más elegidos por los argentinos, tuvo siempre sus épocas de gloria. A través de una programación variada en contenidos y estilos, hubo programas que se han instalado en la memoria de la gente dejando gratos recuerdos y mágicos momentos compartidos en torno al aparato emisor. Modart en la noche, Las siete lunas de Crandall, Rapidísimo, La vida y el canto, El show del minuto y muchos más, tuvieron a sus oyentes como sus fieles seguidores que vivían con intensidad la magia que solamente la radio podía generarles.
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO