El maíz es uno de los pilares de la alimentación humana. Los avances tecnológicos han permitido alcanzar los altos rendimientos actuales que ofrece el cultivo y a la vez una gran estabilidad productiva frente a las diferentes adversidades. Ahora, los científicos especializados en este grano están empeñados en estudiar su comportamiento frente a los cambios que registra el clima en el planeta. Uno de ellos es la elevación de las temperaturas medias que pone en riesgo la seguridad alimentaria.
En el taller de maíz que se realizó en Córdoba hace pocos días, organizado por Nidera Semillas, uno de los temas centrales fue, precisamente, el efecto de las altas temperaturas en la productividad del maíz. Rodrigo Bosch, gerente del Servicio Técnico de Nidera en el norte de Córdoba y el NOA, comentó que hace ya dos años que vienen trabajando sobre el tema. “En la actualidad, la estabilidad que le vemos a las siembras tardías en maíz está más influenciada por la baja temperatura media en floración que por la lluvia en ese período, que por otra parte, en los últimos años fue inexistente”, apuntó.
Sobre esa hipótesis, el equipo de Nidera comenzó a trabajar en el seguimiento de los cultivos en la región y a intercambiar datos con Gustavo Maddonni, quien hace tiempo venía estudiando el tema a nivel de laboratorio, aportando conocimiento científico a las conclusiones surgidas a campo.
En el taller de maíz fue justamente Maddonni el encargado de presentar los resultados de un trabajo desarrollado por investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA y que es parte del programa que llevan adelante desde hace cuatro años en conjunto con la Universidad de Lleida, de España, y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) que tiene sede en México.
El objetivo del trabajo presentado por Maddoni fue comparar la respuesta de la producción de biomasa, el rendimiento y la calidad del grano en híbridos de maíz de distinto origen (tropical, templado, tropical x templado) y destino final de la producción (flint, pisingallo, granífero), ante la incidencia de golpes de calor en distintas etapas del ciclo del cultivo (previo al período crítico, durante el período crítico y en distintos momentos del llenado efectivo de los granos).
“El estrés térmico, que se puede definir como aquella elevación de la temperatura que produce un daño en el cultivo -explicó el especialista- se presenta con mayor frecuencia en los últimos años y en muchos casos es la causa de las diferencias de rendimiento que encontramos entre años o entre lotes o entre zonas, aún teniendo una buena oferta de agua”.
“Al tratarse de un cultivo de verano -agregó- dentro de un cierto rango las temperaturas más altas lo pueden favorecer, pero cuando hablamos de estrés se trata de temperaturas que pueden afectar al maíz de distinta forma, según la etapa en la que se encuentra el cultivo”.
El trabajo también permitió determinar que cuando el golpe de calor ocurre durante el llenado afecta al peso de los granos, que quedarán más livianos, y la composición de los mismos, que tendrán un menor porcentaje de aceite y una mayor concentración de proteína.
Otro aspecto que analizaron los técnicos fue si existe algún comportamiento diferencial entre los híbridos y encontraron que los de origen templado son más sensibles al golpe de calor que los tropicales.