Escribe: Pablo Luna Broggi
La helada tarde villanovense era quizás el marco ideal para un partido que se disputaría “con dientes apretados”. El clásico de la vecina ciudad no aportaría muchos lujos ni tanto fútbol, pero sí múltiples emociones.
Tranquilos con el 3 a 0 conseguido en la “Leonera”, los dirigidos por Ernesto Morello salieron al terreno de juego a esperar la propuesta futbolística de su rival.
La obligación de abrir el marcador y revertir el rumbo de la serie estaba en manos de Española y, por lo tanto, era el conjunto “Gallego” quien debía anotar rápidamente para encaminar el resultado a su favor.
Sin embargo, los primeros minutos carecieron de situaciones claras. A Alem, atacar mucho no le importaba ni le servía y los locales no podían manejar el nerviosismo: “Querían hacer el segundo gol antes que el primero”, dirían en la jerga futbolística.
No obstante, a los 20 minutos llegó el gol que calmó la ansiedad. El capitán Facundo Mignola envió un córner al corazón del área del “León”, la pelota quedó boyando y Ledesma remató con potencia, decretando la ventaja “gallega”.
Según los cálculos del cuerpo técnico local, antes del inicio del cotejo, el gol había aparecido en el momento indicado, ya que quedarían bastantes minutos por disputar en los cuales se agrandaba la ilusión del empate global.
Este sueño creció aún más cuando Mancilla estrelló un cabezazo en el palo y en la jugada posterior el árbitro Adolfo Rodríguez cobró penal y expulsó al “Indio” Martínez por una infantil trompada a Tejeda dentro del área.
Pero el fútbol tiene ribetes impensados durante los 90 minutos. Ledesma, el autor del primer gol, ejecutó el penal y lo tiró por arriba del travesaño. Inmediatamente, Morello mandó a la cancha al experimentado Diego Rivera y éste, en la primera oportunidad que tuvo, empató el partido con un tiro libre sutil y al ángulo. Del virtual 2 a 0 se pasó al real 1 a 1 que sentenciaba definitivamente la serie y sepultaba toda ilusión local.
El complemento sirvió para que Alem refuerce con argumentos sólidos su victoria. El golpe fue tan fuerte que Española no volvió a acercarse al arco de Maggi. Los dirigidos por Brussa iban por inercia en busca de tres goles, pero la falta propia de convencimiento de poder conseguirlos frenaba todo embate ofensivo que se intentara armar.
Todo lo contrario sucedía en el bando visitante. Con un “Gallego” nervioso, desordenado y totalmente enfocado en ofensiva, el “Tricolor” sólo debía elegir cómo y cuándo aumentar el marcador.
Es por ello que Federico Figueroa demostró todo su potencial y anotó dos goles de manera exquisita. El primero, a los 28 m, tomándose todo el tiempo del mundo y definiendo de emboquillada ante la salida de Arcas. El segundo, dejando ridículamente desparramado al uno local y definiendo suavemente al palo izquierdo.
La diferencia marcada por el gran atacante de Alem pudo haberse estirado mucho más si la puntería de Cerutti hubiera estado afinada.
Española, ya resignado y con Ledesma expulsado por hablar de más, descontó por medio de Sarmiento, pero poco importaba. La ilusión de clasificar a semifinales se había esfumado y la utopía de llegar al menos a los penales, que había estado muy cerca, era inalcanzable.
Alem era toda alegría. La dulzura del Apertura obtenido recientemente con Antonio Mazzini aún se saborea en la parcialidad local y hace crecer la confianza en los dirigidos por Morello. Ahora, los “Leones” deberán enfrentarse al complicado Argentino, que viene envalentonado desde la Zona “A”. Seguramente asistiremos a una final anticipada.
La figura
Diego “Catoca” Rivera demostró toda su experiencia y categoría en un momento clave del partido. Además, Figueroa cerró el encuentro con dos joyitas y Poporatto obligó todo el partido. En el local, se destacó Manzanares, el lateral “gallego” que cerró un excelente campeonato.
El árbitro
Adolfo Rodríguez dirigió acertadamente, apoyándose en las decisiones correctas de sus asistentes. Dirigió bien y calmó un partido que se tornaba complicado.
