Miguel Vilanova, antes conocido como Botafogo, no sólo cambió su nombre artístico sino que además modificó su look, haciendo desaparecer su barba y larga cabellera.
La nueva etapa del virtuoso artista de blues responde a un acontecimiento familiar: se divorció de su mujer (y manager) Dafne, luego de treinta años de casados. Adoptó el apodo de Don Vilanova (nombre del disco editado en 2004, donde participaron sus hijos en la música y en la producción), como homenaje a su padre y a fines de 2008 publicó el disco de blues y rock "Adiós Botafogo, bienvenido Don Vilanova", que presentará mañana en el Costanera Rock.
Aún sumergido en este nuevo proyecto, que también lo justifica con teorías acordes a su edad (en declaraciones mencionó que los mayas creen que el hombre renace a los 52 años mientras que Carl Jung plantea que a los 50 se sufre un vuelco en la vida), el músico no ha perdido su esencia artística. Y menos su verba sin tapujos, como se corroborará en esta charla con EL DIARIO.

¿Ya estás cómodo con tu nuevo apodo?
- Sí, es más bien un desafío creativo y personal. Además, tampoco soy Charly o Fito para que digan guau, se cambió el nombre.
Dijiste en su momento que el "Don" hacía referencia a la nobleza del significado. ¿Pero también tiene que ver con tu don para la música?
- Mirá, lo que tuve siempre es el don de la vagancia perseverante (risas). Al principio, me costaba mucho entrarle a la música, era medio sordo. Yo empecé a estudiar de grande, como a los 30 años. Ni sabía cómo se llamaban los acordes. Pero sí intuía que tenía algo diferente. Aunque te digo que hasta el día de hoy me cuesta mucho sacar un tema, me pone muy nervioso.
¿Entonces no fue por herencia familiar?
- No tenía ningún antecedente cercano. Mi vieja cantaba todo el día en casa y la radio estaba puesta siempre, porque no teníamos otra cosa, eramos una familia humilde. Ahí escuchaba a Pappo y a Héctor Starc en el tocadiscos.
¿Y cómo era tu viejo?
- Era peón de campo y boxeador. Después se vino a la ciudad y se puso una peluquería. Era un tipazo. Aunque mi viejo no había estudiado, y mi vieja le enseñaba a escribir, me decía cada vez que podía: “Vos andá siempre a los libros”.
¿No tenía problemas con tu "vagancia perseverante"?
- Al contrario. Me decía: sé feliz y hacé lo que quieras hacer. En época de los milicos me iba a buscar a la comisaría y me devolvía las llaves de la sala para que volviera a ensayar.

Con el Carpo

¿Cómo lo conociste a Pappo?
- Por un amigo del barrio que era baterista y de la barra de Boca. De caradura se coló un día en un show de La Pesada en el que tocaba Pappo. Después de conocerlo al Carpo lo convocó como plomo de Pappo´s Blues y en los ensayos tocaban juntos. Hasta que Pappo se separa con Pomo y Machi, quedándole una gira colgada para la cual le hacía falta un bajista. Y me pide la sala para un casting. En eso yo agarro un bajo y le toco un poco y me dice: “Tocás bien, ¿por qué no te sumás vos directamente? ¿Sabés los temas?” “Por supuesto”, le digo. Y me aclara: “Es como la guitarra pero con dos cuerdas menos”. Y esa noche estuvimos ensayando desde las 22 hasta las 8 de la mañana y así como dos o tres días. En esa época yo tenía 17 años. Debutamos el 28 de diciembre de 1973 en un teatro.
¿Sabés por qué te puso Botafogo?
- Nunca me lo dijo. Otros me decían que podía ser por un tipo medio vago que él conocía o por un personaje de una historieta de esa época.

“Pablo Lescano es un infradotado”

En una oportunidad declaraste que Pappo había dejado una lección al rock
- Más bien un mandato: el de tocar, componer, estudiar, armar grupos. Pero fijate que en el rock actual te descuidás un cachito y lo tenés a Pablito Lescano con León Gieco y con Los Cadillacs. Esto es de una gilada enorme, una bajeza. A Pappo eso lo calentaría muchísimo. Ese tipo es un hijo de p... como también los que lo difunden. No puede estar un infradotado como ese que canta “me tomo una bolsa” por radio al lado del rock, de bandas que lo llaman por una cuestión meramente demagógica, para ganar más público. Spinetta, que es uno de los más capos, no se puso a escribir diez “Muchacha ojos de papel” para ganar más, sino que cambió, experimentó. Además cantaba: “Cuida bien al niño, cuídalo de drogas”. No como hace parte del rock ahora.
¿Pero no sería un mensaje sectario de tu parte?
- Hay una diferencia. Yo puedo tocar cumbia y nos cagamos de risa como lo hicimos recién en un ensayo. Pero otra es bajarle ese mensaje a un pibe que se termina matando por el paco o lo mata la Policía. Lescano cobra de Sadaic, tiene manager, gremio pero a ese pibe no lo cuida nadie.
Tu preocupación también la habías hecho notar cuando pasó lo de Cromagnón
- Porque somos cómplices de que esto siga así. De que la juventud no tenga resistencia a nada, que esté hecha bolsa por la falopa. En el banquillo de los acusados tendríamos que estar los 40 millones de argentinos al lado de Chabán y Callejeros.

En Villa María

La última visita a nuestra ciudad data del año 2002, cuando actuó en el festival “Blues total” en el Teatro Verdi, junto a Pappo y Alejandro Medina. Era el cuarto evento blusero anual realizado consecutivamente en la ciudad, de los cuales participó en todas las ediciones como Botafogo. Antes había actuado en el Sobral, en un motoencuentro en ATILRA y el pub Strike (bowling).