Bill Haley es una de las más fascinantes anomalías del rock and roll. A diferencia de la mayor parte de los pioneros, nacidos en el sur de los Estados Unidos, había nacido en una pequeña región vecina a Detroit, y carecía de los atributos corporales que otros colegas paseaban hidalgamente por sobre los escenarios populares, en sus recitales en vivo. Su primer amor fue el country, sin embargo, fue en Filadelfia cuando, influido por los sonidos negros que tanto gustaban en gran parte de su país, grabó una excitante versión de "Rocket 88", una composición del saxofonista Jackie Brenston. Se paseó en principio con diferentes músicos de acompañamiento y utilizó más de un rótulo para presentarse ante el público, pero al final se rebautizó junto a un puñado de ellos como Bill Haley and The Comets (Bill Haley y sus Cometas). A partir de ese momento comenzaron a acentuar los ritmos, aprovechando el tono metálico de las guitarras y explorando paralelamente las posibilidades percusivas del contrabajo. Haley cantaba canciones del gueto y usaba alegremente la jerga negra, pero era dueño de una voz blanca. Los Cometas y su principal referente, seguían presentándose en público con atuendos vaqueros e iban incluyendo en su repertorio temas de los principales intérpretes de color, comprobando que funcionaban de maravillas conjugadas con un show animado y altamente visual. Discos como "Rock the joint" y "Crazy man crazy", elaborados con intenso sentido dramático, le abrieron las puertas de una grabadora poderosa, Decca Récords. En realidad la consagración llegó cuando Haley y sus compañeros de ruta compusieron "Rock around the clock" (Rock alrededor del reloj), que sorpresivamente fue un éxito, pero moderado si se lo compara con la grabación de "Shake, rattle and roll", que había sido grabada anteriormente por Joe Turner. De más está decir que los adolescentes se abalanzaron sobre "Rock alrededor ..." y coparon las tiendas de discos para alzarse con un ejemplar del tema. El vinilo permaneció dos meses en el número uno de las listas americanas y sostienen los expertos de la industria discográfica que sus ventas en todo el mundo, alcanzaron las 20 millones de copias, una cifra jamás superada por una obra semejante.