Julio César Toresani jugó en River y Boca, fue dirigido por Menotti y Bilardo, pudo compartir equipo con Francescoli y Maradona, tiene más de 400 partidos en Primera división, títulos en la elite del fútbol argentino. Sin embargo, hoy el nuevo entrenador de Alumni está distanciado de cualquier vedettismo. Sabe que no vino de vacaciones a la playa, sino a meter las manos en el barro para moldear algo que, desde hace un largo tiempo, parece no tener una solución inmediata.
En ese sentido, Toresani va despacio y comprometido. Ayer, acompañado por el exdelantero David Cerutti (actuó en Belgrano desde el 95 al 00), quien oficia de ayudante de campo en estos tiempos, llegó por primera vez para recorrer la ciudad y conocer a la gente que estará cerca en este nuevo proceso.
Entre un lugar y otro, el “Huevo” pasó anoche por las instalaciones de EL DIARIO, traído por dos dirigentes, y comenzó a marcar su estilo en una entrevista donde, lo importante, fue ahondar en sus conocimientos como DT.
“Como técnico me van a conocer cuando juegue el equipo”, dijo. Y enumeró: “Me gusta el buen trato de balón, un equipo ordenado, tratar de presionar, aunque para esto hay que trabajar sobre la presión porque debemos tener todos los jugadores para poder hacerla”.
“Hay que mantener la capacidad, tratar de jugar al fútbol, al margen de la categoría que sea”, añadió, para luego aclarar: “Después surgen muchos imponderables, pero David (Cerutti) sabe que, de alguna manera, me gusta que los equipos ataquen, aunque manteniendo un orden a la hora de defender”.
“Me gusta tratar de jugar de la misma manera tanto de local como de visitante”, avisó también.
Toresani es claro para marcar sus conceptos, aunque siempre por como vivió las situaciones desde la cancha.
“Al haber pasado por tantos equipos he aprendido no sólo de lo institucional de un club, sino del mensaje del lugar donde uno va, ya que no es lo mismo en los equipos de Santa Fe o de Córdoba que jugar en Boca y River. Sin embargo, trato de dar un mensaje a mis jugadores sobre jugar de la misma manera, con limitaciones y virtudes. ¿Por qué cambiar?”, se preguntó. Y añadió: “Si jugué tanto al fútbol fue por cabeza dura; a lo mejor no fui tan virtuoso para el fútbol, pero me mantuve con una mentalidad ganadora. Y uno tiene que inculcarle a los jugadores ese mensaje”.
Desde el juego en sí, fue realista: “Hoy en día se corre mucho, hay mucha dinámica, no hay que centralizar el juego, hay que asociarse, hay que jugar cuando se pueda desde atrás y, si no, hay que sacarla por arriba y no tener vergüenza; eso habla de la inteligencia del equipo”.
¿Es de mantenerse con un libreto o adaptarse a lo que tiene?
“Uno se tiene que adaptar a lo que le toca. Uno tiene en mente tratar de hacer hincapié en lo que se tiene en el club y ver. Después reforzar el plantel con gente comprometida y con hambre de gloria, no que vengan a pasar un año sabático”.
“Hay que darle la posibilidad al jugador propio, pero siempre tener un contacto importante con el entrenador de la liga local porque, si bien yo no soy coordinador, trataré de consensuar los trabajos y de alguna manera hacer un ordenamiento. Si hay jugadores que no tienen competencia en el Argentino B, que la tengan en la liga local, eso será importante”.
“Me gustaría ver el tema de los chicos, ver a los de la zona, ya que después los chicos se van, se cansan, dejan la ciudad porque a lo mejor no tienen posibilidades, cuando en realidad podrían haberla tenido para triunfar. Por eso cuando se traen muchos jugadores, todo se complica.
De todas maneras, hay que poner a los pibes que realmente tengan las condiciones necesarias para jugar en el primer equipo”.
Se habla de una elección de jugadores locales, pero ¿cómo hace para lograr ese salto entre lo amateur y el profesionalismo?
“De alguna manera vamos a tratar de trazar una línea y veremos cómo se trabaja abajo. No voy a ser el técnico de los chicos, pero quiero ver, porque a lo mejor hay chicos que están en la liga local y todavía no se encuentran demasiado maduros como para tenerlos en el primer equipo, aunque ellos piensen que sí. El tema de la formación es fundamental”.
Dentro y fuera de la cancha...
“Obviamente. A los chicos que están uno les va a recomendar que estudien”.
Vienes de dirigir dos clubes del Argentino B, ¿se encuentra una fórmula para esa formación en este tipo de instituciones?
“Lamentablemente todo es plata, ya que para tener a los chicos, tenés que contratar un buen profe, técnicos para las categorías chicas y otros para las mayores, ya que no es fácil hacer docencia. Es muy importante la persona que va al frente. Es igual que cuando vas al colegio y tenés que invertir en educación. Además hay que invertir en una buena alimentación porque a lo mejor, dentro de tres partidos, es un desastre un pibe que era un fenómeno, pero esto porque no come bien, tiene problemas en la casa... ¿Cómo no llegan los chicos a Primera división? Bueno, hay que hacer hincapié en eso”.
“En Morteros hay un ejemplo muy claro. Carlos Stobbia hace años que está, potencia a los chicos de allí, los va formando y el club crece permanentemente, siempre es protagonista en los torneos, haciendo todo despacito, con un perfil bajo, con presupuesto bajo de jugadores. Es la realidad. De esa manera no tenés que traer al mejor nueve de tal club y pagarle fortuna”.
“En estas últimas horas me llamaron jugadores o representantes para venir y lo primero que preguntan es si acá cobran... Yo les digo: ‘Alumni es un club con mucha historia, que ha cambiado los dirigentes hace poco y éstos tratan de acomodarlo, tapando agujeros, con la idea de cumplir, entonces si quieren venir, vengan con tales condiciones, si no buscaremos otros’. Esto es así, uno muestra la realidad”.
Igual, al venir del Argentino A, sabe que los rivales le van a jugar de una manera diferente...
“Lógicamente, Alumni y Racing de Córdoba serán los dos más importantes de la zona, pero lo peor que hay que hacer es subestimar el torneo. Acá no hay tanta diferencia del Argentino A y el B. Talleres estuvo cuatro temporadas en el Argentino A y se le hizo muy difícil volver a la B Nacional.
Tenés que buscar fuerzas y laburar para tratar de levantar esto; a lo mejor si se logra en un año, mucho mejor, pero no es fácil ascender”.
Va a dirigir por primera vez en Córdoba. ¿Eso también es parte del desafío por venir a Alumni?
“Siempre le dije a David que yo jugué hace muchos años acá (en Instituto) y luego deseaba meterme en este fútbol, donde hay muchos equipos. Siempre cuando venía como rival en Primera división se hablaba de la chance de dirigir a Talleres e Instituto, pero por distintos motivos no se dio, llamaron a otro. Para mí es un desafío muy importante, al igual que para los dirigentes.
Vengo a remontar este barrilete, tratar de ponerle más cola. Es una tarea en conjunto: jugadores, dirigentes, cuerpo técnico... Villa María se lo merece. Viene de sufrir un descenso, que no es poco. Y un descenso de un equipo no es por una temporada, es consecuencia de algo que se hace mal desde hace tiempo; esto para mí es un desafío muy grande, mientras veo que acá los muchachos hacen todo ad honórem, cada uno de los dirigentes tiene su trabajo particular, labura constantemente para el club y la prueba está que hoy me acompañaron todo el día.
Esto no es fácil y yo no me saco la mochila; vengo para tratar de hacer las cosas bien y, si puedo ascender el año siguiente, chocho de la vida, pero no será fácil. Vamos a tener que pechar entre todos”.
Toresani y Cerutti, quienes anoche siguieron acompañados por los dirigentes Mario Barbisán y Guillermo Tibaldi, se quedarán hasta hoy en Villa María, pasarán el fin de semana en sus casas de Santa Fe y Morteros (respectivamente) y volverán a la ciudad el martes para comenzar a trabajar (desde las 15) en el predio del club, con los jugadores que quedaron del plantel anterior.
Mientras, el “Huevo” se comprometió a dialogar con Héctor Arzubialde -fueron compañeros en Instituto- para tener mayores certezas futbolísticas sobre lo que puede haber en el club.