La basura puede ser, dicen, un buen negocio. En la ciudad, puede mostrar otras dos caras.
Los vecinos del barrio Felipe Botta saben sobre “basura”: por un lado, que la basura está tapando un pozo de grandes dimensiones con hasta cuatro metros de profundidad donde proliferan los ratones y que de lo que allí termina se quema y el humo invade el sector; por otro lado, que los más necesitados se llegan a buscar los alimentos a los que se les pasó la fecha de vencimiento para su consumo, pero que bien sirven una mesa de carencias.
En el segundo punto, se trata de una empresa (sus empleados) que deja al borde del pozo los alimentos que ya no puede comercializar ni donar. Los trabajadores de esta firma conocen la necesidad de la gente, la que llega más tarde para recuperar hasta, si se puede, una orma de queso.
En tanto, los vecinos del sector se quejan porque en el lugar se llevan a cabo quemas de la basura que se arroja. “Incluso al propietario (un conocido empresario de la ciudad), pero no nos da respuesta” y el humo “no nos deja ni vernos”, contaron una pareja que habita a escasos metros de allí. “Tuvimos que llevar a la beba a otra casa, porque no se aguantaba el humo desde hace tres días”, agregaron.
Indicaron que el pozo en cuestión fue realizado por la firma que construyó la autopista para la extracción de tierra, pero ahora están tirando basura, y en el caso de la quema, “cuando llamamos a Bomberos nos dijeron que ellos no pueden entrar” a la propiedad. En la tarde de ayer, finalmente, un móvil de los servidores asistió al lugar para apagar ese foco.