Comienzos del Siglo XIX, muchas cosas han cambiado a nivel internacional, Inglaterra dueña de los mares y de la industria está ávida de materias primas, el Virreynato del Río de la Plata, tan alejado de su metrópoli España es toda una tentación ¿por qué no probar suerte? ¿Acaso España está en condiciones de defender estas tierras? No, saben que no, España está sumida en sus propios problemas. Los virreyes y gobernadores de este lado no tienen fuerzas suficientes, adivinan de antemano que será un paseo, pero…suponer un triunfo… es demasiado pretensioso, hay criollos, españoles …y algunos franceses dispuestos a luchar.
Ana Perichón
Hermosa mujer, en ella se aplica el dicho “perfume bueno viene en frasco chico” ya que su estatura es un poco menos que la convencional, pero es armónica y además audaz, dispuesta a conseguir lo que quiere. Cuando cree encontrar el amor lo vive libremente, sin prestar atención a las habladurías, la vida es bella, piensa esta dama, sólo hay que saber beberla poco a poco…
Ana nace en 1775 en la isla de Borbón, hoy Reunión, perteneciente a las islas Mascareñas. Su padre, Esteban Armando Perichón de Vandeuil, parisino empleado en la Compañía de Indias, su madre Juana Magdalena Abeille.
Ella, con cuatro hermanos varones mayores, es la mimada de la familia, educada según los cánones del momento, contrae matrimonio a los diecisiete años con el irlandés Thomas O’ Gorman en la Ville de Port Louis el 12 de febrero de 1792.
Pero la vida marital pronto desilusiona a Ana, caracteres diferentes, culturas diferentes, incompatibilidad es la palabra que mejor resume lo que sienten los esposos.
Un viaje con sus padres al Río de la Plata en 1792, un alivio para Ana, ya que su marido envuelto en negocios no tan limpios no puede viajar, lo hará recién en 1804, una aparente reconciliación, dos hijos y nuevamente el marido que se ausenta, primero parte hacia Europa y luego a Brasil.
Ana nuevamente sin marido…Ana siempre dispuesta a amar.
Santiago de Liniers
Vida complicada, llena de vericuetos, cuando se reencuentra con Ana es cuando la vida parece comenzar a recompensarlo.
Nace el 25 de julio de 1753 en Francia, su padre Santiago José Luis de Liniers, su madre Enriqueta Teresa de Bremond, siete hermanos completan la familia de quien alcanzaría el título de virrey del Río de la Plata.
Santiago abraza la carrera militar, primero en Francia, luego en España.
En 1782 se une en matrimonio con Juana Ursula de Menvielle, en Málaga, pero Juana muere demasiado joven, dejando a Santiago con un hijo pequeño.
Viudo, con un hijo, vuelve al Río de la Plata, reincide en el matrimonio, esta vez con María Martina de Sarratea y Altolaguirre, perteneciente a una de las familias más granadas de Buenos Aires.
Sin embargo la posición económica de Santiago no es la mejor.
María Martina y Santiago viven una profunda estrechez, ocho hijos nacen de esta unión, aunque en el último parto María Martina fallece, al parecer por una infección pos-parto, producto de una epidemia que contagia también a su pequeña hija Francisca de dos años de edad.
Venían de Misiones, lugar al que Liniers había ido con el nombramiento de gobernador interino y del que volvía sin pena ni gloria. Un informe demasiado sincero le cuesta la destitución.
Nuevamente en Buenos Aires, nuevamente viudo, ahora con una importante prole. La vida se presenta dolorosa para Santiago, sin embargo le esperaba una gloria impensada.
Un pañuelo de encaje, una sonrisa y un nuevo amor
¿Quién causó al inglés estrago?
Santiago
¿Quién nos supo defender?
Santiago
¿Quién trajo lúcida gente?
Un valiente
Por más que el inglés intente
Volvernos a conquistar
Siempre lo ha de castigar
Santiago Liniers valiente
Las invasiones inglesas, un Liniers que no repara en sacrificios para defender estas tierras, llega su momento de gloria, virrey del Río de la Plata y…un nuevo amor…
“Cuenta Groussac que mientras avanzaba Liniers al frente de su columna, el 12 de agosto de 1806, al llegar a la calle San Nicolás, desde los balcones Anita arrojó a sus pies un pañuelo bordado y perfumado en señal de admiración al vencedor. Liniers lo recogió con la punta de su espada y con el pañuelo en alto, contestó el saludo con un marcial movimiento…”
El, cincuentón, viudo y enamoradizo, ella dispuesta a vivir la vida intensamente, un simple pañuelo y un amor que escandaliza a la sociedad porteña.
La Perichona mote con el que se la quiere denigrar, pronto pasa a convivir con Liniers.
A partir de ese momento la casa de Ana se convierte en la preferida de todos los que persiguen algún ascenso, recompensa o empleo público.
El amor entre ellos es tumultuoso, pasional, lleno de intrigas y persecuciones, el alcalde Martín de Alzaga, enemigo de Liniers lo juzga mal y en carta al Gobierno español expresa:
“Esa mujer, con quien el virrey mantiene una amistad que es el escándalo del pueblo, no sale sin escolta, tiene guardia en su casa, emplea las tropas del servicio en las labores de su hacienda de campo. Las caballadas y atalajes del tren volante, costeados a expensas del erario real, se mantienen en la ciudad, con sólo el destino de ocuparse durante sus caravanas y paseos, en aquella casa frecuentada por el virrey”
Desde Montevideo, el gobernador Francisco Elío le pide a Liniers que: “Cuide su conducta licenciosa, que su casa tiene techo de vidrio”.
¿Por qué tanto encono con este amor? ¿Cómo explicarlo? Ana es juzgada no sólo porque no es viuda, sino porque pesa sobre sus espaldas la acusación de espía de los ingleses.
…
¿En que hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol, terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Ausencia
Jorge Luis Borges
La presión ejercida sobre Liniers es tan fuerte que él mismo destierra a Ana hacia Río de Janeiro.
Pero Ana sigue viviendo la vida a su manera, bebiendo de a sorbos cada minuto, en Brasil se la vincula con Lord Strangford, embajador inglés.
Final trágico para ambos
En 1809 la estrella de Liniers se ha apagado, un nuevo virrey lo ha suplantado y en 1810… es asesinado en Cabeza de Tigre (contra-revolución en Córdoba).
¿Y Ana?
En 1810 la Primera Junta le permite su radicación en Buenos Aires siempre que: guarde circunspección y retiro. Ana se instala en las afueras de Buenos Aires en su casa quinta, recluida por “pecadora”, fallece en 1847 a los 72 años, fue sepultada en el cementerio de la Recoleta.
En 1848 su nieta Camila es fusilada por amar al sacerdote Ladislao Gutiérrez.
Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos…
Jorge Luis Borges
María Elena Caillet Bois
Especial para EL DIARIO