En la localidad de Ticino, Hipólito Yrigoyen derrotó por dos a uno a Rivadavia de Arroyo Cabral. De esta manera, el elenco que dirige Marcelo Sachetto, se adjudicó por segunda vez consecutiva el Torneo Villamariense de Reservas.
Los nervios, la ansiedad, la ilusión. Todo eso que al primer pitazo se diluye en el verde césped. Más aún cuando los protagonistas son mayoría de jóvenes que comienzan a incursionar y a dejar huella en nuestra Liga Villamariense que, por fortuna, se sigue nutriendo de buena manera.
Tanto el campeón Yrigoyen, como su par de Rivadavia, demostraron una vez más la importancia que merecen las divisiones inferiores y ayer, en la vecina localidad de Ticino, brindaron un espectáculo digno de presenciar.
Durante la primera mitad, el “Verde” se hizo cargo de la posesión, pero la falta de claridad y la marca férrea sobre Richard Echegaray le permitían a Yrigoyen estructurarse sólidamente desde el fondo e intentar conectar las buenas, aunque esporádicas intervenciones de Guillermo Fernández y Matías Novillo.
Así la primera mitad se iba con la paridad intacta y con todo por jugar en el último acto.
Los dirigidos por Sachetto encontraron el rumbo y empezaron a atacar con mayor agresividad. Hasta que a la salida de un córner, Guillermo Fernández desde la medialuna, empalmó un violento derechazo que se incrustó en el palo izquierdo del arquero para desatar la primera locura.
A partir de aquí, le desesperación de Rivadavia fue en aumento y los espacios en el fondo eran moneda corriente para los delanteros rojos. A los 28’, Walter Vergara envío un gran centro con pierna izquierda para que Matías Novillo, más rápido que todos, peine suavemente la pelota para derrotar la resistencia de Mino y conseguir una amplia ventaja.
Rivadavia descontó rápido a través de un zurdazo de Barrera, pero el tiempo no le alcanzó para impedir que, una vez más, Yrigoyen se quede con el tan ansiado título que consiguió en la anterior edición.