En las últimas dos décadas de la historia política argentina, las disputas partidarias dejaron de ser pertenencia de las estructuras y se expandieron al seno de la sociedad.

Los principales partidos tradicionales (PJ y UCR) se fragmentaron y el espejo colgado en la pared reflejando los acontecimientos internos se quebró en pedazos presagiando un par de años tormentosos.

Entre los vientos huracanados cordobeses actuales se mezclan  dos peleas claves: la renovación de los dirigentes y la hegemonía capitalina.

Viejas y nuevas figuras, hombres y mujeres de la capital y del interior presentan sus ofrendas a los genuinos dioses de la democracia: el pueblo.

En ese contexto transcurre la previa de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. Tal cual su sigla lo indica, son un PASO adelante en la transformación del sistema que lleva treinta años de permanencia sin las lamentables y negras interrupciones del pasado.

Un PASO que sirve en su mesa el más variado menú, pero que repite ingredientes básicos de los dos partidos que tuvieron un rol protagónico en el siglo pasado.

Peronistas y radicales dirimen sus diferencias en el ámbito más transparente: las urnas.

A nadie escapa que la mayoría de las listas, salvo algunas excepciones, que van a pelear un espacio de poder en agosto, el prólogo hacia octubre, está representada por figuras con raíces en las doctrinas de Yrigoyen y Perón. Y en ese pasillo, se esconden las mejores batallas y avezados equilibristas.

 

Boinas al viento

La Unión Cívica Radical quiere, pero todavía no puede sacarse el estigma que dejó en su escudo el fracaso de la Alianza y la fuga contra el viento de Fernando de la Rua.

En la estructura erosionada por el recuerdo de la crisis de 2001, la pelea está instalada.

Acostumbrados a ser horizontales y elegir sus representantes por internas, los boinas blancas saldrán a territorio minado con tres listas y un cúmulo de problemas.

El mediático y siempre vigente Oscar Aguad pasó el examen del Congreso partidario que avaló con su voto la búsqueda de un tercer mandato en el Congreso de la Nación.

A los 63 años, el abogado tiene en su hoja de vida un largo camino recorrido. Su mentor en el tablero político fue el desaparecido exgobernador de Córdoba Ramón Mestre.

Para los que vienen empujando el carro desde el subsuelo, el diputado nacional (que sobresale con sus intervenciones opositoras en la Cámara Baja) pertenece a la vieja escuela.

Aguad fue interventor en Corrientes de la mano de Mestre padre y fue elegido diputado nacional dos mandatos consecutivos.

Su activa defensa del sector agropecuario (durante el conflicto de 2008) le sumó nivel de conocimiento y puntos en las encuestas.

Las acusaciones que tuvo en su trayectoria no deterioraron sus ambiciones ni su imagen que sigue estando en las preferencias de un sector de la ciudadanía.

Hoy, las consultoras encargadas de las mediciones que tanto influyen en las nóminas de candidatos lo ubican en un lugar de privilegio para la pelea contra la lista del peronismo de José Manuel de la Sota que preside el exgobernador Juan Schiaretti.

 

Todo cambia, nada cambia

“Al final nada cambia, siempre el poder se reparte entre los mismos y son de Córdoba capital”, susurran por lo bajo los detractores de Aguad que sienten que los paisanos de tierra adentro son subestimados por los oriundos de La Docta.

Pero, como el sur también existe, uno de los que plantó bandera para hacerse notar fue el intendente de Río Cuarto Juan Jure, que tiene aspiraciones de llegar a ser candidato a gobernador en 2015.

La batalla no es fácil. El propio Jure apuntó a que una nueva candidatura de Aguad iba en contra de la Carta Orgánica partidaria.

Los demonios no se quedaron quietos y tiraron un dardo que impactó en el dirigente del interior. 

La Junta Electoral del partido le metió un puntazo en la frente a la boleta presidida por el riocuartense Miguel Abella, conocido por el apodo de “Chicharra”.

En las primeras horas de la semana, le impugnaron la boleta de “Cambio Radical”. El cielo y el infierno conviven en el mismo banquete. Y el pasillo del Purgatorio está atestado de gente.

La impugnación, paradoja incluida, se basó en la letra de la Carta Orgánica sobre las agrupaciones no formalizadas. La misma carta que no permitía una nueva postulación de Aguad.

No obstante, entre chefs no se pisan el gorro. A la hora del plato principal, reinó la calma. La lista de Abella fue oficializada y los congresales le dieron luz verde al doctor Aguad.

“Aguad es el que mejor mide, si no lo llevamos a él, vamos a la derrota”, se escuchó decir entre las fisuras del escudo rojo y blanco.

Entre voces a favor y en contra la mayoría votó legitimar su candidatura y suspender el artículo 150 de la Carta Orgánica partidaria que impide las re-reelecciones. Primer manjar cocinado.

Aguad va en el espacio denominado “Confluencia” y cuenta con el apoyo de Ramoncito Mestre, hijo de su mentor.

Entre bambalinas, se infiltran ciertas dudas. “Aguad es un competidor para Ramoncito en la carrera para la Gobernación en 2015, no sabemos si conviene dejarlo crecer tanto”.

Es la realidad al desnudo. En política cada movimiento es un trampolín para el futuro.

Nada se hace sin especular. La política ha pasado hacer una ciencia que logra, sin mucho esfuerzo, eliminar el presente para transformarlo en pasado y futuro al mismo tiempo.

Ayer, hoy y mañana parecen ser sinónimos en el diccionario partidario.

 

Le dijeron “Jure” y juró

Con la mira puesta en 2015, Jure va paso a paso. Con la intervención silenciosa de su amigo “Bachicha” Sánchez organizó una reunión en Villa María, tiempo atrás, para reunir a un amplio espectro de dirigentes locales y de la región.

Uno de los resultados fue la incorporación de Nora Landart en la lista de Abella. La concejala viene del riñón de Miguel Olaviaga (triunfador en las últimas internas de la UCR villamariense) y desde ese entorno ya están haciendo sonar la chicharra.

La conjunción de dos ciudades importantes del interior cordobés es una de las apuestas del astuto intendente de Río Cuarto que ha demostrado su perfil abierto y criterioso trabajando en conjunto con Eduardo Accastello y teniendo sumo cuidado de no ser un crítico frontal al Gobierno nacional.

Sus aspiraciones de llegar al Centro Cívico cordobés son un secreto a voces. Jure, con 45 años, es parte del proceso de transformación que se viene perfilando en los últimos tiempos.

Su entorno siente que está generando preocupación en las conservadoras figuras que hoy tienen influencia en las decisiones del partido puertas adentro.

A Abella le dijeron Jure y juró. De la mano de su padrino, se tomó  el atrevimiento de no decir “paso” y contar sufragios en las primarias.

El intendente del imperio del sur no tuvo pelos en la lengua a la hora de ponerle el cascabel a Aguad en declaraciones que hizo a nuestro matutino durante su visita a Villa María.

En la entrevista aclaró que “abrazan la militancia y van por un proyecto nacional y popular”. Casi un discurso de la era K. Y no fue por todo, pero fue por más. Jure señaló las contradicciones de su partido al estar “en contra de la re-reelección de la presidenta Cristina, pero avalar la re-re de Aguad”.

Sin duda en el concierto de los ángeles rebeldes se están escribiendo numerosas sinfonías.

Más allá del resultado de las primarias de agosto, el radicalismo va a necesitar todas sus vertientes unidas para soñar con un triunfo en octubre.

Y en ese mapa no puede quedar afuera ni la gente de Jure ni la de Dante Rossi (ver entrevista en página 16), otro de los dirigentes que se animan a pelear espacios.

La danza del fuego y las horquillas recién comienza.