Falleció el padre Marcos Giovanini, el sacerdote oriundo de La Playosa que estaba a cargo de la parroquia de Inriville.
Su deceso se produjo el domingo en el Hospital Italiano de la ciudad de Monte Buey, donde fue internado y tratado por los médicos a partir de un cuadro de neumonía.
El padre Marcos, de 43 años, además celebraba y estaba a cargo de la capilla de la localidad de General Baldissera.
Años atrás estuvo además como párroco de Dalmacio Vélez y Ticino, siempre en la Diócesis de Villa María.
Apenas se conoció la información acerca del fallecimiento del padre Marcos Giovanini, los mensajes en la red social de Facebook se multiplicaron por cientos. Los feligreses de varias localidades manifestaron por esa vía su hondo pesar.
Sus restos fueron velados en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de la localidad de Inriville, donde estaba previsto que asistiera el obispo de la Diócesis de Villa María, monseñor Samuel Jofré. Los restos del padre Giovanini serán sepultados en el cementerio parque de los sacerdotes de la ciudad de Villa María.
Playosense
Era nativo de La Playosa, donde a pesar de sus deseos expresados en algunas oportunidades, nunca pudo ejercer el sacerdocio.
Sin embargo, cocelebró la misa por el Centenario de la parroquia playosense Santa Teresa de Jesús, el pasado 11 de mayo, junto al obispo Jofré y otros religiosos que fueran párrocos de esa comunidad.
Marcos Sebastiani Giovanini nació en La Playosa, donde aún viven su madre y su hermano.
Cursó la escuela primaria en el centro educativo 25 de Mayo y luego los estudios secundarios en el Instituto Pedro Goyena, donde integró la Promoción de egresados 1987 como Perito Mercantil.
Más tarde cursó un profesorado en Ciencias en la ciudad de Villa María.
Tras transitar el seminario por su vocación sacerdotal, recibió los hábitos el 25 de marzo de 2001, de la mano y en ceremonia presidida por monseñor Roberto Rodríguez, por entonces al frente del Obispado villamariense.
En los primeros años de la década de 1990 escribió algunas notas para EL DIARIO, por entonces Editorial Talamochita.
Los fieles se mostraron sorprendidos por la fulminante neumonía que se llevó a su sacerdote. Los mensajes abrieron el duelo y la congoja.