Mediante el dictado de la Ley 26.860, el Gobierno nacional dispuso un régimen de exteriorización de moneda extranjera destinada a aquellas personas o entes que no tengan declaradas impositivamente estas tenencias. Quien decida percibir este beneficio tiene dos opciones: comprar un bono en dólares para financiar proyectos de inversión en infraestructura e hidrocarburos o adquirir un certificado (CEDIN) destinado a la inversión inmobiliaria y de la construcción.
A partir del 1 de julio y hasta el 30 de setiembre se puede ingresar a este “blanqueo” de capitales. Como consecuencia de ello, es esperable que los CEDIN comiencen a ser ofrecidos para distintas operaciones inmobiliarias, certificado del cual nos vamos a ocupar en esta nota.
La intención del Gobierno es que dichos certificados “circulen” el mayor tiempo posible a los efectos de demorar el trámite de reintegro de los dólares que están custodiados en el Banco Central a la espera de los tenedores de CEDIN que los reclamen. Para esto ha dispuesto una serie de medidas que tienden a ese objetivo: emitirlos al portador, endosos sin límites, módulos desde 100 dólares, comercialización en los mercados de valores, etcétera. Es por ello que, además de los operadores inmobiliarios, otros sectores deberán evaluar su recepción y por lo tanto evaluar su cotización.
Diferencias con los bonos
Algunos pensarán que esta cuasi moneda será una experiencia similar a la de otras emitidas en el pasado. A pesar que los Cedines se parecen a los bonos emitidos por Nación y provincias años anteriores (LECOR, CECOR, Patacones LECOP, etcétera), no son iguales y presentan tres características bien diferentes que nos dicen a priori que su tratamiento será distinto:
1) No tienen fecha de vencimiento, o sea que podrán ser cobrados en cualquier momento una vez que se haya cumplido la condición de la operación inmobiliaria o la construcción;
2) No devengan tasa de interés en el tiempo;
3) Son emitidos en dólares.
A estos tres atributos debemos sumarle dos condiciones también diferenciales que se dan en la economía doméstica de estos tiempos: a) el “premio final” del CEDIN es el objeto más buscado (dólares billete) y b) no existe una escasez de pesos (todo lo contrario) como en el momento que los bonos de antaño se emitieron.
Estas características y condiciones diferentes plantean una verdadera incógnita de cómo el mercado recibirá a estos nuevos “huéspedes” y generan incertidumbre sobre su circulación y cotización . Lo cierto es que muy pronto los tendremos entre nosotros y habrá que tomar decisiones acerca de aceptarlos, o no, y a qué valores. Una tareíta más en esta economía argentina que da para todo, menos para el aburrimiento.
Alberto Costa - Contador