La moda como tal surgió en el Siglo XIV, y ha ido evolucionando hasta nuestra época. Durante cientos de años fueron los monarcas y los nobles los que marcaron las pautas de la moda. En el Siglo XVII, Luis XIII, rey de Francia, decidió ocultar su calvicie con una peluca. Al poco tiempo, los nobles europeos comenzaron a afeitarse la cabeza y seguir su ejemplo, imponiendo un estilo que duró más de una década. En el Siglo XIX, las revistas femeninas comenzaron a promocionar las nuevas tendencias e incluso a ofrecer patrones económicos para que las mujeres pudieran confeccionarse su propia ropa.
Con la llegada del Siglo XX y la popularidad del cine y la televisión, las estrellas de la pantalla se convirtieron en ídolos internacionales y empezaron a imponer la moda Hoy en día, la situación apenas ha cambiado.
Lo que sí podemos decir que ha cambiado es la manera de ofrecer la moda y convertirla en una posibilidad adaptada a todos los presupuestos. Hace tiempo que la moda dejó de estar relacionada con el lujo; en cambio se la ve caminar de la mano de las necesidades profesionales y laborales de la mujer. Hasta se ha llegado a la denominación de "moda urbana", para dejar en claro que el vestido, la chaqueta o lo que la mujer necesite lucir, se ha convertido en un servicio enfocado a la actividad de cada una.
El evento
Hace un par de meses se ha enclavado en la ciudad "La Catedral de la Moda", un reducto plural y accesible, que sus dueños complementaron con el rincón "La jaula de las locas", donde se toma café, tragos, refrescos y donde cada tanto suena un piano en manos de clientes del café y de la moda.
El sábado pasado, en dicho espacio ubicado sobre calle 25 de Mayo, se realizó un desfile de moda urbana, amenizado por interpretaciones al piano y la lectura de poemas por parte de dos integrantes del Grupo Paco Urondo: Susana Zazzetti y Susana Giraudo.
Lo que vale destacar es que no se vieron altas y delgadísimas modelos, esas bellezas inalcanzables que ofrecen un estereotipo que por momentos llena de ansiedad a segmentos etarios de niñas peligrosamente inclinadas a imitar. En cambio, se vieron desfilar a señoras que, con simpatía y naturalidad mostraban las prendas, esas señoras que encontramos todos los días a la vuelta de cada esquina y que conforman el verdadero patrón a seguir. Para cerrar, a los memoriosos la propuesta les hizo recordar a "El ángel azul", ese emblemático reducto creado por la inolvidable poetisa local Edith Vera y su grupo de amigas sobre calle Catamarca. Una buena idea, digna de imitar.
S. G.
Especial para EL DIARIO