El presidente del bloque justicialista del Concejo Deliberante tomó la palabra ayer para responder el cuestionamiento de los tribunos opositores al Balance Municipal del año 2012.

Los integrantes del Tribunal José Naselli y Gustavo Maristany dieron una serie de fundamentos, tal como publicamos ayer en nuestro matutino, para pedir a los concejales que rechacen el cuadro contable de la administración de Eduardo Accastello.

En respuesta a dicho escrito, Sachetto precisó lo siguiente: “Pocas veces se ha visto en la ciudad un intento tan sostenido y sistemático para instalar una sensación de catástrofe sobre el equilibrio económico y financiero que en la actualidad posee el municipio de Villa María.

Esta intentona de parte de los dos tribunos opositores (Naselli y Maristany), que ya lleva tiempo y resta horas de trabajo productivo, parece que no les ha servido demasiado para comprender lo que significa una administración dinámica que gestiona, crea, incluye, produce beneficios para los vecinos y que también, por supuesto, tiene inconvenientes que se van resolviendo en el trajinar diario con base en una decisión, cual es lograr el mayor beneficio para el mayor número de vecinos de la ciudad. 

Y se trata de un beneficio presente que no empeña el futuro como intentan hacer parecer dos personas que insisten en mirar de manera impropia las cuentas municipales y arrojar sobre la situación general del municipio una suerte de predicción catastrófica. La única catástrofe acontecida es el choque de sus miradas y acciones con respecto a la realidad.

 

“Sin elementos suficientes”

 

 Es importante destacar que, tal como se manifiesta en el punto III Aclaraciones generales previas al dictamen, los vocales del Tribunal dicen que no han llevado a cabo un procedimiento de auditoría, por lo que prima facie mal podría desembocar el resultado del proceso de corroboración de saldos en un dictamen adverso (opinando que no representa razonablemente la situación patrimonial y financiera), ya que no se tienen elementos suficientes para tal afirmación, constituyéndose este argumento en una falacia por recurso a la ignorancia.

Es decir, que por no tener los elementos que ellos consideran necesarios para aprobarlo (no los que requiere la norma contable, sino los que su curiosidad les dicta), entonces el Balance debe  tener un dictamen adverso. A todas luces un mecanismo de razonamiento absolutamente inválido y por tanto no aceptable ni aplicable al presente Balance 2012.

 Por otro lado, es notable como este intento de manchar la administración municipal con los estigmas de otros tiempos económicos y sociales de la Argentina en democracia, enunciando los tribunos opositores el quiebre de la necesaria transparencia o el encubrimiento de una inquietante realidad, persigue un único fin y es el de generar zozobra y desconfianza entre los vecinos.

 

“Una mirada dañina”

 

Observemos cómo opera en este caso el razonamiento de los tribunos. 

Lo que objetan es sólo una parte de la información total que compone el Balance 2012 y luego opinan que todo el Balance no presenta razonablemente la situación patrimonial y financiera. Y así, nuevamente estamos en presencia de otra falacia, esta vez la que se conoce como de composición, es decir, atribuirle al todo la característica de la parte. 

Y esto se entiende si comprendemos cabalmente que no se trata de una argumentación que enraíza en los elementos técnicos y contables del balance, sino en una mirada dañina que tienen sobre este proyecto político que ha realizado la mayor gestión inclusiva y dignificante de la historia de la ciudad. Por tanto, el recurso a la falacia de composición también invalida este dictamen adverso de los tribunos opositores, dejando en evidencia sus reales y políticas intenciones.

 Hay que decir, además, que los opositores del Tribunal de Cuentas, han enumerado una serie de motivos al momento de justificar su opinión adversa; pero hay que decir también que esos motivos  son de una ambigüedad que llama la atención. 

Esta ambigüedad les permite eludir la responsabilidad de enunciar lo que debiera ser según su justipreciado saber.

 Está claro que, una vez más, un mandato de la Carta  Orgánica Municipal constituye en manos de los tribunos opositores una oportunidad inescrupulosa para horadar una gestión que no necesita ser demostrada ni defendida. 

Por ello, en esta ocasión sólo hacemos mención a las invalidaciones en que incurre la posición opositora de los tribunos, por cuanto queda claro que no existe ninguna otra motivación más que la política”.