Raúl Prado tiene 28 años y está esperando la ordenación diaconal. Oriundo de San Marcos Sud, cuando cursaba segundo año de una carrera universitaria, decidió dejarla para entregarse a Dios.
En su camino a ser sacerdote, recibió “un regalo” del cielo y estará en la misa que el Papa Francisco dará este mes en la Catedral de Río Janeiro, Brasil, en un mes en el que se realizará la Jornada Mundial Juvenil.
Ingresó al seminario en 2004, luego de “un largo proceso”, según confió ayer al ser entrevistado por EL DIARIO al salir del Obispado, al mediodía.
“Las primeras inquietudes fueron en quinto año del secundario. Después, me fui a Córdoba a estudiar Ingeniería Química y se dio un acontecimiento único, pero en definitiva fue un proceso de descubrir lo que Dios quiere para mi vida”, narró.
Raúl se puso a pensar en la diferencia entre profesión y vocación y dijo que se animó “a preguntarle a Dios que quería de mí”.
“La voz de Dios me dio signos claros de lo que El quería. Me hice ayudar por un sacerdote, llegó el 4 de setiembre de 2004 y decidí entrar”, recordó.
Prado tiene dos hermanos y cuatro sobrinos. Se lo percibe familiero. En los últimos años estuvo en Río Cuarto, realizando el seminario y desde el 19 de febrero pasado se encuentra efectuando una experiencia pastoral en la Parroquia Sagrada Familia, de barrio Mariano Moreno de Villa María.
Allí en este templo realiza numerosas actividades, propias de la Parroquia y en permanente encuentro con “distintas edades, diferentes situaciones sociales y de vida”.
El llamado
Raúl contó que estaba inscripto “como peregrino” para la jornada.
“El viernes pasado estaba en Cáritas, en barrio Las Acacias, y me llama Marcelo, de mi pueblo, encargado de realizar el viaje a Brasil. Me contó que se habían comunicado con él para decirle que fui elegido para participar de la misa”, describió.
Es el único seminarista de Villa María que viajará. Entre los sacerdotes, se cuentan a Gonzalo Riera, Daniel Zanella, Pablo Alfonso y (probablemente) Fabián Gili. Viajarán el 16 de este mes.
“Es la primera vez que voy a una jornada. Es un deseo que tengo desde joven. Toda mi vocación de fe estuvo vinculada al trabajo de jóvenes. Tenía el anhelo de estar en una manifestación de fe con chicos y chicas de todo el mundo”, resaltó.
El viajar en este 2013 era “algo secundario” por su instancia en el seminario y por su tarea pastoral en barrio Mariano Moreno, pero “la providencia de Dios se dio concreta”.
“Es un regalo de Dios y se me da porque otros me otorgan esta posibilidad. No es un logro mío, yo no conseguí nada. Y lo que reciba será para compartirlo cuando vuelva”, sostuvo.
“Nada es mérito propio, es un regalo. Dios querría decirme algo”, apuntó.
Nombró a Julieta Fraticelli, de Leones, quien “participa como voluntaria y está al servicio de todos los peregrinos, participando de manera intensa”. “Es una gracia también para la Diócesis”, recalcó.
Apreciaciones de un pastor joven
• “Me preocupa el ritmo de la sociedad y la búsqueda de poseer cosas. Todos caemos en el riesgo de ocupar el espacio que sólo Dios puede ocupar en el corazón con otras cosas, que caducan”.
• “No vemos al hermano necesitado, no nos detenemos a discernir qué queremos, no hacemos el examen de conciencia diario”.
• “Mucha gente está predispuesta a escuchar cuando le hablan de Dios”.
• “Jóvenes en las parroquias hay y son muchos. No podemos comparar con otras épocas. Dios llama a los jóvenes al sacerdocio, hay que animarlos. Quizás a veces no lo proponemos directamente. De todas maneras, nunca habrá sacerdotes en la cantidad suficiente, nunca vamos a decir que hay muchos”.
• “La juventud necesita encontrarse con Dios. Veo mucha sed de Jesús. A mí me cambió la vida cuando en mi pueblo me hablaron de Jesús en una misión”.
• “Francisco es un hombre defensor de la verdad. Nos regala su riqueza humana y religiosa. Ama a la Iglesia y sabe ver a Jesucristo en el hermano, en la persona con la que está. Sorprende su conquista del mundo, es una lástima que los argentinos no supimos verlo antes”.