Escribe:
Jesús Chirino
Apego a los ideales
Hace ocho décadas, el 3 de julio de 1933, cerró sus ojos aquel hombre de gruesa figura que los opositores, y muchos de sus seguidores, le llamaron “El Peludo” porque, decían, “no salía de la cueva”. Un político que fue comisario de Balvanera, diputado, administrador de sellos y patentes, que desarrolló estudios de Abogacía y fue docente de Historia Argentina, Instrucción Cívica y Filosofía en la Escuela Normal de Maestras. No le gustaba hablarles a las multitudes, las convencía de otra manera, participó de varias revoluciones, entre ellas las de 1890, 1891, 1893 y 1905. En el marco de uno de estos movimientos dijo “sólo los partidos que no tienen más objetivo que el éxito aplauden a benefactores que los acercan al poder a costa de sus propios ideales". Un claro pensamiento de quien fundó la UCR, uno de los partidos políticos más importante del país. Organización que no siempre ha seguido el derrotero del ideario yrigoyenista.
Democracias para alcanzar la felicidad
Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Irigoyen Alem, tal era su nombre completo, nació el 12 julio de 1852. Descendiente de vascos fue el tercer hijo de Martín Irigoyen y de Marcelina Alem, hermana de Leandro Alem. Dos veces presidente de la Nación, su primer mandato fue desde 1916 hasta 1922. Accedió a ese alto cargo mediante el voto popular pues fue elegido a partir de las primeras elecciones presidenciales en las que tuvo vigencia la denominada Ley Sáenz Peña que estableció el voto universal para todos los ciudadanos masculinos. Ese instrumento legal fue obtenido luego de largas luchas de los trabajadores y de los radicales. El segundo período presidencial de Yrigoyen se inició en 1928 y fue interrumpido por el golpe de Estado del 6 de setiembre de 1930. Si bien en sus gobiernos se dieron aciertos y dolorosos pasos en falso, no puede negarse que fue un presidente que imprimió un sentido reparador a sus gestiones, luego de década de poder oligárquico. Para señalar algunos datos, en 1916 existían alrededor de 7.800 escuelas primarias, en ese período presidencial se crearon más de 3.000 escuelas nuevas. Eso explica que en tan sólo seis años el analfabetismo fuera descendido del 20% al 4%. Para Yrigoyen "la democracia no consiste sólo en la garantía de la libertad política, entraña a la vez la posibilidad para todos de poder alcanzar un mínimum de felicidad siquiera". Fue bajo su mandato que se nacionalizó el petróleo y se creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Fue sensible a la situación de los trabajadores y bajo su mandato fue la primera vez que el Estado intervino a favor de los mismos en un conflicto, aunque en esta temática no puede obviarse la huelga en los talleres metalúrgicos Pedro Vasena e Hijos y las huelgas patagónicas, dos conflictos que dieron lugar a la matanza de trabajadores.
Su paso por Villa María
El historiador Bernardino Calvo en su libro “Historia de Villa María y sus barrios” escribió acerca del paso de este político por nuestra ciudad. Fue en el año 1927 que Arturo Bergero, trabajando en la localidad de Cintra, se enteró que el tren que trasladaba a Hipólito Yrigoyen pasaría por Villa María. En su relato, Bergero dijo “me fui para allá y junto a una multitud aguardé el arribo de la formación. Cuando el tren se detuvo tuve la suerte de que el vagón en el que viajaba Yrigoyen quedara junto a mí. Cuando se asomó a saludar, me acuerdo que le dije ‘Doctor, usted es el creador de la democracia argentina´. Me miró fijamente, se sonrió y me estrechó ambas manos. Claro, eran otros tiempos, iban sin custodia y todos podían acercarse a hablar y hasta tocarlo’”.
Tiempo después, en 1933, el dolor fue profundo cuando el pueblo se enteró de la muerte de este hombre que había sido sacado del poder por un golpe cívico militar en 1930 para luego sufrir un injusto encarcelamiento. Cuando su muerte Villa María también lo sintió. Un tren había partido desde Córdoba hacía Buenos Aires, llevaba apenados ciudadanos que querían despedir al líder. La formación paró en nuestra localidad, aquí subió el médico y dirigente político Amadeo Sabattini quien fue designado para despedir a aquel hombre que lloraba el pueblo.
Despedida del pueblo
El 28 de setiembre de ese mismo año se realizó un funeral cívico en las instalaciones del Cine Capitol. El lugar vio desbordada su capacidad, desde encumbrados vecinos hasta humildes ciudadanos llegaban a testimoniar el dolor que vivían en aquellos momentos. En la gran sala resonaron las elocuentes palabras pronunciadas por dirigentes radicales de la ciudad, delegados de las conducciones departamental, provincial y nacional del partido entre los que se destacó Sabattini, entonces presidente de la URC cordobesa. Por la masiva concurrencia, la calidad de los oradores y el sentimiento que podía advertirse en el ambiente, el acto respondió a lo que días antes sostuvo el periódico local Reflejos: “A medida que se aproxima la fecha de la realización del grandioso funeral cívico que las fuerzas vivas de nuestra ciudad tributarán al ‘Jefe Unico del Radicalismo’, doctor Hipólito Yrigoyen, se acrecienta el interés que en todos los círculos ha despertado aquel acto”.
Actos similares se reprodujeron en distintos lugares de la región entre los que se destacó el organizado en la localidad de La Laguna. Acerca de éste, el periódico “Doctrina radical” tituló una nota: “Grandioso resultó el funeral cívico en La Laguna, Magnífico acto de reafirmación de fe democrática”.
El pueblo despedía un gran líder, que había sido un hombre de pueblo. Cuando asumió la Presidencia en 1916, el entonces embajador de España, escribió: “En mi carrera diplomática he asistido a celebraciones famosas en diferentes cortes europeas; he presenciado la ascensión de un presidente en Francia y de un rey de Inglaterra; he visto muchos espectáculos populares extraordinarios por su número y su entusiasmo. Pero no recuerdo nada comparable a esa escena magistral de un mandatario que se entrega en brazos de su pueblo, conducido entre los vaivenes de la muchedumbre electrizada, al alto sitial de la primera magistratura de su Patria”.
Concejales de la Villa
El nombre Yrigoyen, a quien también le decían El Hombre, estaba asociado al pueblo, a “la chusma” como decían las clases altas. Todo por el origen popular del poder que lo elevó a la Presidencia de la Nación. Aquellos sectores asociados al pensamiento tradicional de la oligarquía no sólo repudiaban a Yrigoyen, sino también todo lo relacionado a la UCR. Entre los tantos ejemplos que podríamos mencionar, recordamos que en diciembre de 1937 se modificó el nombre del gran parque de la vecina ciudad de Villa Nueva. Entonces el diario villamariense Heraldo publicó “se creía que los concejales de Villa Nueva, habían abandonado su propósito de trocar el nombre del parque Ramón J. Cárcano por el de Hipólito Yrigoyen, teniendo en cuenta el revuelo que la enunciación del proyecto produjo en la opinión pública”. Más adelante agregaba: “El fetichismo de los concejales villeros, que creen que cambiarle el nombre a un parque, es igual que cambiarse de ropa interior, les ha llevado a consumar el proyecto sectarista”.
Ahora han pasado 80 años desde que murió Yrigoyen, su nombre ya no despierta esos enconos pero suele parecer que tampoco incentiva la curiosidad de ciertos sectores dirigenciales que deberían conocer mejor su pensamiento.