“Nos robaron el sueño”. Eso dice Irma de Zalazar, presidenta de la Biblioteca Luis Roberto Altamira, en una carta abierta dirigida a EL DIARIO.
Hace referencia al remate impulsado por la Capyclo de terrenos del ex-Club El Algarrobo, donde la biblioteca iba a construir su sede. La directiva pide a través de la misiva que los ocho mil socios de la entidad que provee los servicios de agua potable y cloacas conozcan la versión de la Altamira.
“A los directivos de Capyclo parece que les cuesta dar la cara y son conscientes de su error, vergonzoso por cierto, de que una institución pública como es le arrebate el patrimonio a otra institución pública educativa, como es nuestra única biblioteca popular en Villa Nueva. Lo que hicieron es algo nunca visto”, remarcó Zalazar.
Explicó que El Algarrobo establece en su estatuto que en caso de disolución, su patrimonio pasa a manos de instituciones educativas “como lo somos nosotros” y resaltó que hay una ley en vigencia que precisa que “no se puede embargar y mucho menos rematar los bienes de asociaciones civiles como lo somos nosotros y también lo es El Algarrobo”.
Luego, la firmante de la carta describe las funciones de la biblioteca y señala que están las puertas abiertas para comprobar (el que quiera) que todo está en orden. “Tenemos que cumplir horas de atención semanal, prestamos un servicio a la comunidad, se realizan 357 boletos educativos todos los meses, tenemos apoyo escolar a decenas de niños, miles de volúmenes de libros, no tenemos negocios ni especulamos con el patrimonio de nadie”, indicó.
“Nuestra biblioteca es popular y presta un servicio a los ocho mil socios que tiene, con cuotas de sólo 10 pesos mensuales”, añadió.
Zalazar le pide a la Capyclo que “recapaciten y revean este arrebato vergonzoso por el que han terminado con el sueño del nuevo edificio de la biblioteca popular, que es única en la ciudad”.
“La cooperativa compró lo que remató. ¿Quién les vendió? ¿No era que no tenían los 20 mil pesos para pagar las costas del abogado y por ello nos remataron? Les pregunto, entonces: ¿cómo hicieron para firmar un cheque de 189 mil pesos y comprar los terrenos de El Algarrobo? ¿Cómo se hace en tan poco tiempo para juntar tanto dinero? Sería interesante saberlo”, se interrogó.
“Perdimos nuestra posibilidad como institución, por actuar siempre correctamente y no ‘negociar’ o ceder a supuestos ‘negociados’. La biblioteca siempre actuó en limpio, transparente, no escondiendo un interés inmobiliario a futuro. Sólo nos motivaron las ganas de tener nuestro edificio propio, algo que la Capyclo nos robó”, apuntó.
La titular de la biblioteca pregunta, al final de su carta, si los socios de la Capyclo están enterados de lo sucedido y si están de acuerdo, remarcando que las puertas quedan abiertas para quien quiera informarse de la situación.
Por ahora, silencio
En tanto, consultado ayer por EL DIARIO, el presidente de Capyclo, Sergio Ponce, prefirió no hacer declaraciones.
En setiembre del año pasado, el Club Bochófilos Unidos El algarrobo donó dos lotes a la biblioteca para construir su edificio, en avenida Libertad, entre Comercio y Córdoba. Por una deuda de agua, ese predio se remató en diciembre pasado, cuando, aparentemente, el baldío ya era de Altamira.