Se tarda sólo cinco minutos más de lo habitual, su costo es bajo y sus riesgos nulos. Medir la concentración de oxígeno en sangre de los recién nacidos, siguiendo unas pautas específicas, mejora las tasas de detección de malformaciones congénitas del corazón, según un estudio publicado en el 'British Medical Journal'. La introducción de esta técnica en los exámenes rutinarios de los neonatos podría ayudar a salvar vidas.
Una de cada 10 muertes infantiles se debe a una enfermedad congénita del corazón. Muchos de estos casos pueden evitarse si se produce un diagnóstico temprano y se aplican los adecuados tratamientos, que en los últimos años han mejorado notablemente. No obstante, a pesar de que todo recién nacido se somete a un examen físico para detectar éstos y otros problemas, en un 10-30% de las muertes estas patologías no se detectan hasta que se realiza la autopsia.
Un equipo de especialistas sueco decidió probar la utilidad del pulsioxímetro (un aparato que mide la saturación de oxígeno) para detectar las cardiopatías congénitas. Buena parte de ellas cursa con alteraciones en la oxigenación, en especial las que implican la circulación dependiente del ductus arterioso (vaso que conecta las arterias pulmonar y aorta, que es esencial para la circulación fetal pero que debe desaparecer tras el parto).
Las maternidades de la región sueca de West Götaland implantaron esta herramienta como parte de la exploración rutinaria de los recién nacidos. La prueba consistía en medir la oxigenación en la mano derecha del bebé y en cualquiera de los pies. Si las saturaciones eran inferiores al 95% o la diferencia entre ambos gradientes era superior al 3% en tres medidas diferentes, el paciente era derivado para que se le realizara una ecocardiografía pues se consideraba sospechoso.

@ Útil, barato y exento de riesgos

Por un lado, los investigadores analizaron su utilidad; por otro, la del examen físico habitual y por último la capacidad diagnóstica de ambos a la vez. En una segunda fase, compararon los resultados obtenidos en West Götaland con los registros de otras regiones del país en los que no se había utilizado el pulsioxímetro.
Cerca de 40.000 bebés se beneficiaron de esta nueva herramienta. Gracias a ella, el 92% de los que padecían una patología dependiente del ductus fueron diagnosticados antes de abandonar el hospital, a pesar de que no manifestaban síntomas. Si sólo se hubiera utilizado la exploración física, casi un 28% se habría ido a casa sin que se detectara su problema.
En el resto de regiones, el riesgo de abandonar la maternidad sin un diagnóstico positivo era del 28%, frente al 8% calculado para West Götaland. "Esta diferencia se debe, principalmente, a la mejoría en la detección de la circulación pulmonar dependiente del ductus arterioso (característica de ciertas patologías)", apuntan los autores. "Dado el gran tamaño de la muestra añaden- nuestro análisis constituye una valoración fidedigna de este método de exploración".
La prueba del pulsioxímetro tuvo además un porcentaje muy bajo de falsos positivos (0,17%). "Incluso en estos casos, los autores hallaron cierto beneficio, ya que algunos de estos bebés padecían otro tipo de cardiopatías congénitas graves o moderadas y enfermedades pulmonares", subraya Keith J. Barrington, profesor de pediatría de la Universidad de Montreal (Canadá), en un editorial.
Fuente: elmundo.es