Como en la trama de la película “La Red”, protagonizada por Sandra Bullock, en la que el sistema informático le inventa otra vida y le “borra” la real, Rita Brizuela (68) está protagonizando su propio drama.
Hace trece meses, advirtió que la ANSES no le estaba depositando la pensión de su esposo, quien fue chofer de la Córdoba-Coata hasta que lo jubilaron por invalidez como consecuencia de un accidente que había sufrido.
Al fallecimiento de su esposo, ocurrido el 9 de octubre de 2010, Brizuela comenzó a percibir sin problemas su pensión. Pero el año pasado la dejó de cobrar.
“En el banco me dijeron que fuera a reclamar a la ANSES, porque me estaban depositando sólo mi jubilación y no la pensión”, recordó la vecina de barrio Ameghino a EL DIARIO.
Allí comenzó su periplo. “Siempre me atendieron muy amablemente, explicándome cosas del sistema y prometiéndome que al mes siguiente iba a estar solucionado. Hasta que llegó diciembre de 2012, cuando una empleada me dijo: `Sabe por qué no cobra, porque está muerta´”.
Imagínese la expresión de la mujer, puesta en la obligación de demostrar que estaba viva. En eso sigue hoy, sin buenos resultados todavía.
“Todos los meses hacía lo mismo. Iba al banco, preguntaba si me habían depositado y como no había novedades, me iba a la ANSES”, dijo.
Siempre la misma respuesta, hasta que en mayo, le dijeron que espere hasta julio. “Según la empleada, ahí me iba a encontrar con todo el dinero junto. Hasta me recomendó que no fuera sola a cobrar porque era mucha plata dado que iba a tener los trece meses juntos”, recordó la mujer.
Sin embargo, llegó al banco y la pensión no había sido depositada.
Volvió a la ANSES y les dijo que hasta ese momento había llegado la paciencia. Que no le quedaba otro camino que recurrir a un abogado.
Indignada, fue a la Radio Show, donde hizo la primera denuncia pública.
¿Y ahora?
Rita siempre trabajó como peluquera. En ese rol, fue aportando al sistema para poder retirarse cuando llegara la edad de jubilarse. “Más de 30 años aporté. Cuando me fui a jubilar, en el sistema me habían quitado 10 años y no pude reclamar. Me descontaron los aportes que para ellos debía, pero que en realidad había hecho”, dijo.
Hoy, con 68 años, percibe una mínima de 2.100 pesos. “A mi marido también lo jubilaron mal. Por eso la pensión que me dejó, a pesar de haber sido chofer de colectivo, es de más o menos la misma plata que mi jubilación. Y encima no me la pagan”, afirmó.
Dada la cantidad de veces que fue a reclamar a la ANSES, consiguió que en cuatro oportunidades le hicieran un cheque de emergencia, con el monto del haber de un mes de pensión. “Pero yo no quiero eso. Quiero que me normalicen la situación”, quiere, ni más ni menos, que el sistema le diga que sigue viva.
“Como ya creo a esta altura que me están charlando, decidí tomar el toro por las astas. Creo que esperé bastante”, dijo.
Por eso, habló por teléfono a la mujer que asesora por televisión a los jubilados y allí “me dijeron que tenía que recurrir a un abogado. Por eso ahora a la tarde (por ayer), voy a ver a una (letrada) para que inicie las acciones. Le aseguro que era lo último que quería”, confesó.
Rita quería descansar. Trabajó toda la vida y pensó que a los 68 años podía dejar de trabajar. Sin embargo, sigue ejerciendo su oficio de peluquera “a algunas amigas”, porque no puede sostenerse con lo que percibe de jubilación.
“No sé cómo hacerles entender que soy una muerta que trabaja y que se ocupa de estar bien”, concluyó.