La licenciada en Trabajo Social Emma García, jefa de las sedes del Interior de la Dirección de Violencia Familiar del Ministerio Desarrollo Social de la Provincia de Córdoba, estuvo ayer en Villa María capacitando a policías sobre violencia de género.
“Es una capacitación para que todos sepamos de qué hablamos cuando hablamos de violencia familiar, para que tomemos conciencia de la magnitud del problema”, dijo la especialista a EL DIARIO.
Tras una introducción teórica trabajan con la modalidad de taller para adentrarse en el protocolo adoptado por la Policía de la Provincia para actuar en estos casos.
“Hay un instructivo con una serie de pasos tomados de los que se aplican en los Países Bajos, que permite humanizar más” la intervención policial.
El de ayer fue el segundo encuentro y la capacitación total llevará cinco módulos, los últimos, con práctica.
García destacó la predisposición y buena voluntad de la institución policial y de los asistentes al curso.
Experiencia
Dado que trabajan bajo la modalidad de taller, los policías manifestaron como preocupación, que en muchos casos la mujer que denuncia vuelve a los pocos días a convivir con el agresor.
“Yo siempre explico que eso es propio de la violencia. Una de las características es que la violencia es cíclica. La mujer no vuelve porque le gusta vuelve por una serie de pautas culturales y sociales que se deben revertir con un proceso de asistencia”, indicó García.
“Es importante que todas las víctimas sepan que hay que hablar, denunciar. Pero que con la denuncia se empieza a solucionar el problema”, destacó.
¿Y el victimario?
En otro tramo de la nota, Emma García fue consultada sobre programas de asistencia para los golpeadores.
“En Córdoba Capital están en marcha y seguramente con el tiempo estaremos trabajando aquí”, dijo.
Tras una experiencia de 25 años con esa tarea, puede señalar que la mayoría de los agresores son resistentes a sumarse a esos programas.
“Todos los hombres que se acercan a esos programas tienen que desaprender lo aprendido. La mayoría son resistentes a la asistencia, pero una vez que se incorporan, van aceptando, tratando de cambiar. Muchos, no todos, lo logran”, indicó.