Hijo de un destilador ilegal de whisky y criado en el seno de una familia numerosa de profundas creencias religiosas, Little Richard sintió en su propia piel el escalofriante influjo del rock and roll desde muy joven. Aprendió a tocar el piano y a templar su muy particular alarido vocal en las iglesias, como tantos otros pioneros de este género. Pero su prematura vocación no fue precisamente fomentada por sus progenitores, quienes admiraban a inmaculados tonadilleros como Bing Crosby o voces profundamente espirituales como la de Ella Fitzgerald.
Desvergonzado y extremista, inseminó el rock primitivo con insolente vehemencia, convirtiéndose por sí mismo en predicador de sus propias contradicciones. A los 13 años, su padre le puso de patitas en la calle por su confesa condición homosexual y por sus desmesurados escarceos en tal sentido. Ya en libertad surgen atropelladamente todas las pasiones contenidas, musicales o no, que habían latido en su interior. Nacido en Macon (Georgia, Estados Unidos), como Richard Penniman, dispuso su humanidad al servicio de uno de los más estimulantes y turbadores sonidos producidos durante los primeros capítulos del rock and roll. No titubeó al declarar que todos los famosos del oficio le debían sus respectivas celebridades a él y a su inmenso talento. Afirmó, arrogante, que el color de su piel y su estrafalaria personalidad le habían apartado de la gloria, acaparada por Elvis y otros tantos. Pronunció hasta el hartazgo que él y solo él había sido la musa que inspiró a Jimi Hendrix, a Los Beatles, Tina Turner, los Rolling Stones, James Brown y hasta Prince, quienes fueron objeto de sus lacerantes opiniones en tal sentido. Fue el creador de muchos éxitos del más primario y genuino estilo del rock y tres de sus más versionadas realizaciones fueron "Long tall sally", "Good golly miss Molly" y "Tutti frutti". El perfil de Richard sintetizaba en estas grabaciones, en pocos minutos, la histeria estridente que lo caracterizaba sobre un escenario o inmerso en un estudio de grabación.
Los teenagers
En el mundo anglosajón, los teenagers son los jóvenes que están comprendidos entre los 13 y 19 años. Por ejemplo, durante la década del 50 fue ése el sector social cuya pasión se convirtió en el combustible para entronizar al actor James Dean como el arquetipo juvenil de la época, sobre todo a partir de su rol en la película "Rebelde sin causa". Fueron los teenagers los destinatarios principales de los incipientes sonidos de rock que asomaban por aquellos años. El para nada despreciable poder adquisitivo de los adolescentes de aquella década no pasó inadvertido para algunos astutos "mánager" y otros directivos de la industria del entretenimiento. Desde finales de los 60 el rock ha ampliado su público, tanto por arriba como por debajo de esas franjas etarias, pero siempre manteniendo la fantasía musical creada por y para jovencitos que han adoptado como propios esos sonidos que los han diferenciado del mundo adulto.
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO