El grupo literario local Paco Urondo ha comunicado los ganadores del reciente concurso nacional homónimo de poesía, y a su vez, ha lanzado las invitaciones para la segunda edición del encuentro "La ciudad en llamas".
Respecto a los resultados del certamen, cuyo premio máximo es la edición completa de un poemario, se ha informado que el primer premio fue obtenido por Raquel Graciela Fernández, de Villa Domínico, Buenos Aires, por su obra "Lejano" (el libro se llamará "Cierta condición nocturna"). El segundo puesto (un tríptico de poemas) fue designado a Graciela Bucci, de Capital Federal, por su pieza "Festín". Y el tercer premio (un díptico) fue destinado a María de los Angeles Ferrero, de Córdoba, por su poema "El árbol de magnolias".
Además, el jurado otorgó menciones de honor a: Raquel Graciela Fernández por "Condición nocturna", Diego Cazzaniga, de Rafaela (Santa Fe), por "Dimidium" y dos obras de Laura García del Castaño, de Córdoba, "Ví reflejado en el ojo de la bala" y "Escribir como si se tuviera".
El encuentro
En cuanto al encuentro de poetas, el grupo confirmó la realización de las jornadas para los días sábado 24 y domingo 25 de agosto en el Centro Vasco (Lisandro de la Torre 33). El primer día comprenderá la realización de rondas de lecturas desde la mañana hasta la tarde, junto con la entrega de premios del concurso literario Paco Urondo, una muestra de danzas folclóricas a cargo del ballet Arte Popular y un cuadro coreográfico de danzas vascas del ballet Jai Alai. En tanto, el domingo se continuará con las rondas de lectura (donde se socializará el último libro de Susana Zazzetti, ver aparte) y la entrega de certificados de asistencia.
El costo del evento será, para los escritores invitados, de $550 y comprenderá la inscripción y alojamiento a compartir, con pensión completa en el Hotel República. Los artistas locales, o aquellos que no deseen ocupar el hotel, deberán abonar $400. El plazo de confirmación vence el día 5 de agosto. Más información al teléfono (0353) 4535751 o por correo a: grupopacourondovm@yahoo.com.ar.
Susana Zazzetti presenta “Cada día”
"Esta de la tapa soy yo". El dedo índice de la escritora Susana Zazzetti se posa sobre la portada de su último poemario titulado "Cada día".
La imagen en cuestión es el detalle ampliado de un cuadro de John William Waterhouse, "The orange gatheres".
La escritora no se equivocó, la pequeña niña que se ilustra en la vidriera del libro guarda en su mirada el mismo atisbo de dolor, enterrado bajo pesadas capas de silencio.
Zazzetti alumbra esta producción como resultante de la búsqueda de nuevas formas poéticas, propulsadas y fortificadas dentro del grupo local Paco Urondo, del cual forma parte desde hace casi un lustro. En especial, la autora reconoce la influencia de Susana Giraudo en el afán por el nuevo camino trazado.
"Cada día" viene a completar una secuencia iniciada con "El hilo que sostiene" (2008) y "No me nombres" (2011), donde la artista se apronta a exorcizar sus fantasmas más antiguos y por ende, más rotundos en el fragor de fundar cicatrices.
Desde pequeña, la muerte de uno de sus hermanos en vísperas de Nochebuena fue poblando el hogar de su familia supernumerosa, hasta coronarse como un habitante más. Su madre comenzó a sobreprotegerla de tal manera, que prácticamente no la dejaba salir a la calle. La observaba desde cuadras a la distancia cuando ella regresaba del terciario.
La única escapatoria que encontró Susana fue la literatura. "Una vez revisé un libro de mi hermana mayor que decía 'Otoño enajenado'. No sabía lo que significaba, pero me encantó la frase. Muchos años después, cuando rendía en el Profesorado, me volví a encontrar con esas palabras en un texto de Lorca (Soneto de la dulce queja). Ese fue mi despertar en las letras", rememoró.
Zazzetti luego se dedicaría de lleno a la docencia, repartiéndose horas entre escuelas de la zona y un nocturno de nuestra ciudad. "Allí aprendí a percibir la vida de otra forma, ví cosas que nunca había visto, como drogas, chicas que habían abortado y violencia", contó. A pesar de que le ofrecieran el cargo de directora en una institución fuera de la ciudad, decidió quedarse en ese ámbito, "para seguir aprendiendo y estar en contacto con la realidad".
Entre esas aulas, Susana también conoció a Alberto, su actual pareja y respaldo emocional. Ambos llevan adelante sendos talleres, él de mecánica de autos y ella de literatura. "La mitad de los escritores de Villa María han pasado por mi casa", acotó con orgullo. Entre el cotidiano trajín de enseñar y corregir textos, de colaborar para revistas extranjeras o ser jurado en concursos en Argentina, Chile y México, decidió un día empezar a dejar hablar a sus propias palabras. Sus primeras publicaciones fueron "Un vuelo de gaviota" (2006) y "Cuando todo el silencio era mío" (2007). De "Cada día", que editara el sello local El Mensú en el pasado mes de julio, se destaca el último poema, que resume su nuevo sello en versos: "Aprendí a decir. A no callar / aunque ahora cada día / voy sin mí a todas partes. / no sea cosa / que me pueble otra vez el silencio".
J. R. S.