Tenía 10 años cuando veía que uno de sus once hermanos “volvía a cualquier hora” a la casa en la que compartían con su mamá. Un día decidió seguirlo y se encontró conque pasaba horas limpiando parabrisas de vehículos en diferentes esquinas de la ciudad. Entonces decidió imitarlo.
Pasaron nueve años. Hoy, Santiago Ismael Ríos continúa parado en las esquinas haciendo la misma tarea, independientemente del clima, pero desea un trabajo “fijo” con “linda moneda”. Es decir, no quiere trabajar por migajas y por eso rechaza ofrecimientos. Sí quiere un empleo digno y bien remunerado, como corresponde.
Santiago asegura que esa oferta nunca llegó. Que la Municipalidad de Villa María le propuso integrar el Lavadero “Nuevo Sol” pero que no aceptó “porque no me alcanzaría la plata”.
Once de la mañana del martes 23 de julio, una de las jornadas más frías de este 2013. El es el único que está limpiando vidrios en esta esquina, la de bulevar Sarmiento y Alvear, frente al Automóvil Club Argentino. Dialoga con EL DIARIO.
“Empecé con unos amigos a abrir puertas en el cementerio, después hice lo mismo acá en la Terminal de Omnibus y ya luego limpié vidrios en Vélez Sarsfield y España, donde estaban los semáforos. Me compré mi paleta, mi hermano me enseñó, me gustó y aprendí”, narró.
No fue su única actividad en la niñez y durante su adolescencia. “Laburé en el Mercado de Abasto, fui canillita y albañil. Me acuerdo que cuando salía del Mercado a las 4 ó 5 de la tarde me venía a limpiar”, recordó.
Hoy no tiene empleo pero -aclaró- cuando lo tuvo no dejó de hacer esta tarea. “Me sirve para rescatar algunas monedas más”, subrayó.
Está de novio y vive junto a ella y sus suegros en Las Playas. Como alquilan, él colabora con el dinero mensual y para eso está parado durante horas en las esquinas.
“En verano, los que limpiamos somos una banda, pero en invierno hay pocos. Hay un par que sigue, pero no vienen acá, se van al frente del Trinitarios”, especificó.
-¿Y cuánto dinero conseguís?
-“Saco entre 800 y 1.000 pesos por semana. En invierno, hay días que hago 150 y otros 300 pero en verano consigo 400 por día, es buena plata” (ver “La gente...”).
“Vinieron los del lavadero a invitarnos pero no nos alcanza. Gasto entre 150 ó 200 pesos por día y no me alcanza, imaginate que me den 100 pesos por día, no me sirve... si cuando laburaba en otras cosas, venía de noche a limpiar porque me hacía falta la moneda para comer”, advirtió.
Añadió que utiliza lo que gana en comida, ropa y hasta se compró dos motos. “Esa Econo roja que ves allí -le dice a este cronista- me la compré con mi propia plata. Y antes tenía otra, que la vendí porque choqué y lo necesitaba”.
Diego Bengoa
“La gente nos va a seguir ayudando como ahora”
Cuando nos acercamos a Santiago, sabía que había salido una nota en la edición del domingo sobre ellos. “No sé bien de qué se trata pero me enteré que está todo mal con nosotros”, fue lo primero que dijo.
Enterado de que el municipio prevé lanzar la campaña publicitaria “No a la moneda” (buscando que la ciudadanía no colabore con los que limpian vidrios, porque sostienen que de esa manera se los alienta a estar en la calle y no aceptan trabajos) Santiago no titubeó: “La gente nos va a seguir ayudando igual, como hasta ahora”.
“Los villamarienses siempre pagan bien, nos hicimos amigos de gente de plata, nos ayudan y cuando está frío nos dan una mano. El sábado, que hacía mucho frío, Miguel, de la Coca-Cola, me vio, le conté que había hecho sólo 15 pesos, me dio 100 pesos y me dijo: andá a tu casa y dejá de pasar frío”.
“Hay gente que se acuerda siempre de nosotros. Para Navidad, para el Día del Niño, muchos nos traen ropa, zapatillas, nos ayudan demasiado”, recalcó.
Luego responderá con simpleza una de las preguntas: “Nosotros vamos a seguir estando. ¿Quién no necesita que le limpien los vidrios? Yo hago 250 pesos en 4 horas si hay linda moneda como del 1 al 15 de cada mes, después sí está más flojo”.
Sobre el estar desde sus 10 años en la calle, narró: “Es brava. Tengo un poco de calle pero no me llevo el mundo por delante, es brava pero en la esquina te avivás mucho, aprendes a pelear y a defenderte”.
Cuando se le planteó si le gustaría estar en otro lugar, respondió: “Me gustaría otra cosa, cualquier cosa pero que sea un laburo fijo. Nadie me saca de acá porque siempre me gustó limpiar, pero ya estoy grande y quiero otro laburo, con una moneda linda”. Y prevé terminar el secundario con la modalidad nocturna.