Jésica Cerrezuela, de la Parroquia Trinitarios de Villa María viajó a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro y desde allí dialogó ayer vía Internet con EL DIARIO.
“Desde que llegamos a Brasil nos encomendamos a Dios y de esta forma está saliendo todo muy lindo”, fue lo primero que dijo la joven, testigo privilegiada del fuerte mensaje que viene dando el Papa Francisco a millones de jóvenes, en una etapa histórica para la Iglesia Católica por el impacto que ha tenido la personalidad del Sumo Pontífice argentino.
“El salir a la calle con la Bandera argentina y que los jóvenes de otros países te reconozcan, nos saquemos fotos, intercambiemos regalitos o una sonrisa, es algo hermoso”, recalcó.
Jésica, quien es periodista, subrayó que en Río se está dando una “comunión de distintas culturas que tienen el mismo lenguaje, que es el del amor por Cristo”.
El jueves pasado, contó, debieron hacer cola durante seis horas bajo la lluvia, en el contexto del primer encuentro con el pastor conductor de la Iglesia. “Finalmente pudimos ingresar a la Catedral de Río y escuchar su palabra”, declaró. “Estuvimos a 20 bancos de distancia”, resaltó y confesó que “la sensación fue increíble, de mucha paz”.
“¿Besarlo? No, era complicado porque nos pedían organización y calma, porque había muchas personas. Y en Copacabana hubo multitudes, no nos podíamos mover porque nos perdíamos, íbamos con mi grupo tomados de la mano como niños de un jardín”, se rió.
“La Iglesia lo necesita”
“Nos invitó tanto en ese momento como el viernes en Copacabana a seguir a Jesús, nos dijo que está bueno seguir sus pasos y que no tengamos miedo”, expresó. “Creo que la gente lo quiere mucho, porque sus gestos, sus palabras y actitudes hacen que nos apoyemos en él”, valoró.
La entrevistada por este diario sostuvo que “la Iglesia necesita que el pastor que conduce se acerque al pueblo y así lo está haciendo”. “Es sencillo como Jesús”, elogió.