La Cámara del Crimen de Villa María condenó ayer a una mujer que en setiembre del año pasado le propinó una feroz golpiza a su pequeño hijo, a tal punto que le causó una fractura en la pierna derecha, además de contusiones en el rostro y en ambas manos.
Se trata de Verónica Natalia Acuña, a quien se le impuso una pena de tres años de prisión de cumplimiento efectivo tras ser declarada autora penalmente responsable de los delitos de “lesiones graves calificadas” y “lesiones leves calificadas”, en ambos casos por el vínculo.
Acuña, una empleada doméstica de 29 años, terminó reconociendo que había sometido a su hijito de un año y 11 meses a violentas palizas, en dos hechos ocurridos en su casa de barrio San Justo, con unos 20 días de diferencia.
Si bien en un principio había negado los hechos, después de que declararan dos médicos y comprometieran seriamente su situación procesal, optó por admitir que había golpeado al niño, aunque en circunstancias no muy claras.
La confesión y la carencia de antecedentes le permitieron acceder al mínimo de la sanción prevista por el Código Penal de la Nación, por lo que quedó legalmente habilitada para solicitar la “libertad condicional”, ya que lleva casi 10 meses entre rejas, es decir dos meses por encima de los ocho que exige la ley para obtener dicho beneficio excarcelatorio.
Sin embargo, para alcanzar la condicional, esta convicta primaria deberá sortear con éxito una pericia psicológica que determinará si está en condiciones de reinsertarse socialmente, además de haber observado buena conducta durante el período de detención.
Verónica Acuña, nacida en Villa María el 23 de julio de 1984 y con último domicilio en Charcas 2048, se encuentra privada de la libertad desde el 3 de octubre pasado, cuando concurrió al Hospital Regional Pasteur para que atendieran a su hijo por los golpes sufridos a raíz de una supuesta caída.
Durante la consulta médica, los profesionales que revisaron al niño advirtieron que las lesiones que presentaba (hematomas en el rostro y en las manos) evidenciaban un caso de maltrato infantil, por lo que se dio intervención a la funcionaria policial Verónica Miranda, quien procedió a la detención de la sospechosa.
Durante la audiencia de la víspera, y luego que Acuña negara haber golpeado al chiquito, declararon el médico forense Gustavo Rodríguez y la pediatra Jorgelina Valeria Nicola, quien se desempeña en el nosocomio de calle Mendoza.
“Mamá pegó”
Rodríguez hizo una descripción minuciosa de la pericia médica y fue contundente al sostener que las heridas constatadas no fueron producto de una caída accidental, sino provocadas de manera intencional.
Por su parte, la doctora Nicola dijo que cuando atendió al pequeño en el Pasteur, éste alcanzó a balbucear en varias ocasiones “mamá pegó”; que luego le estiró los brazos para que ella lo abrazara y de inmediato se largó a llorar. En esas circunstancias, se puso un dedo sobre los labios, en señal de silencio, para que no le dijera a su mamá lo que él le había contado.
Iniciada la investigación judicial, se estableció que en una fecha no precisada, pero ubicada entre el 10 y el 15 de setiembre, el menor sufrió una fractura en la tibia de la pierna derecha (lesión considerada grave por el tiempo de curación que demanda), producto de haber recibido golpes en confusas circunstancias.
La otra golpiza se registró horas antes de que Acuña llevara al niño al Hospital y terminara detenida por los maltratos advertidos.
El juicio fue presidido por la camarista Silvia Saslavsky de Camandone y contó con la participación del fiscal Horacio Vázquez y del abogado Eliseo Boiero (ejerció la Defensa de la mujer), mientras que el secretario actuante fue Roberto Jue.
La mujer condenada es madre de dos hijos: una nena de 8 años (producto de una relación anterior) y el chiquito que fue víctima de su violento accionar.
El niño se encuentra viviendo actualmente con su papá, Mariano Abel Peralta (exconcubino de Acuña), y su abuela paterna, Leticia María Villarreal, que fue denunciante en la causa penal.
Foto 2: El fiscal Horacio Vázquez le entrega parte del expediente al médico forense Gustavo Rodríguez previo a su testimonio
Foto 3: La acusada lloró mientras declaraba, por lo que fue asistida por el secretario Roberto Jue. La jueza y el defensor observan