El sábado pasado se montó en la sala de El Globo Rojo la obra “Como un aire de ilusión”, a cargo del grupo Teatro Teatro de Córdoba, ante un reducido marco de público. La pieza, interpretada por Carola Diez y Fernando Zabala (a la sazón, también autor de la puesta), traza una historia sencilla y entrañable, sin pretensiones vanas de entronizar gestos de heroicismo en pleno costumbrismo o de coronar desenlaces preñados de felicidad. La trama pone a interactuar a un trapecista añoso, Victorio, quien desea volver a las grandes ligas circenses y recibe en su casa rodante instalada en un descampado a su exesposa, Martita.
Mientras el hijo de ambos juega con un caballo a metros de distancia, ambos personajes comienzan a adentrarse en sus vidas hasta que Victorio admite su amor por ella. Incluso, le muestra el vestido de novia que le compró a modo de prueba de certeza en su confesión. Martita, con su cuerpo diminuto y sus ojos más sufridos de lo que se exhiben en realidad, le incrusta en el pecho la inesperada novedad: está saliendo con otro tipo. De allí en más, la gran mole de huesos y grasa comienza a empequeñecer. Los actores, en dichos pasajes, resuelven un buen aprovechamiento de silencios y de miradas sostenidas. En el final, Martita, quien había decidido despedirse de su ex, vuelve a plantarse frente a su antigua pareja para quedar congelados en el limbo de un posible nuevo acercamiento.
Juan Ramón Seia