Escribe: Gaspar Bachanini
En la vecina localidad de Tío Pujio, Yrigoyen, con algunas caras nuevas, recibió al último campeón Rivadavia. En un partido chato y sin demasiados sobresaltos, no se sacaron ventajas y por momentos aburrieron a las parcialidades que se acercaron al reducto.
La previa al pitazo inicial permitía quizás vislumbrar algo de lo que podría llegar a suceder. Más aún, cuando las declaraciones de ambos técnicos giraban en torno al viento que fue de menor a mayor en la “Caldera del Diablo”.
Pese a esto los protagonistas se brindaron al máximo, pero no supieron resolver el enigma que planteó su rival.
Por un lado, el local, con algunas incorporaciones y con la ilusión renovada desde el banco de suplentes (fue el debut de Daniel Bachanini), intentó poseer la pelota en la mitad del campo para luego poder abastecer al experimentado Marín y al potente Piovano.
No obstante, no era una fácil tarea teniendo en cuenta que al frente estaba el tándem compuesto por Berterame y Strumia, quienes durante gran parte de la primera mitad fueron los dueños del balón. Así y todo, la pelota viajó mucho por el aire y resultó complicado observar acciones hilvanadas.
La primera de riesgo estuvo en los pies de Rodrigo Santoni después de que Gudiño filtrara su pase por sobre la integridad de Burello hacia la ubicación del goleador. Pero su disparo fue muy bien interceptado por Ezequiel Merani. A esto, el local respondió media hora después. Fue a través de un remate desde afuera, enviado por Gabetta, que se fue débilmente afuera.
Casi como un reflejo de lo que fue el primer acto, la segunda mitad siguió siendo transitada por la misma vía. Con Rivadavia más cerca de las inmediaciones de Merani aunque sin lastimar profundamente y con el local entregando la posesión, pero teniendo las chances más claras de aventajarse.
Los entrenadores empezaron a mover las piezas y los resultados comenzaban a aparecer. El ingreso de Franco Garis le brindó al visitante mayor poderío ofensivo en el juego aéreo, pero le restó la claridad que aportaba Rojas. Caso contrario a su rival, que mandó a la cancha al talentoso Bustamante y logró el objetivo de crear circuitos de juego. No obstante, la salida de Piovano le quitó peso en la delantera “roja” y en algún posible contragolpe.
La más clara la tuvo nuevamente Santoni y fue a los 12’. El delantero, luego de centro de Strumia, conectó un violento cabezazo que se estrelló en el horizontal y sacó por un momento la modorra de la gente.
Las siguientes acciones pasaron más por el lado de lo arbitral que de lo futbolístico. En primera instancia, Julio Gastaldi se acomodó dentro del área y cuando se disponía a girar recibió la embestida de dos defensores para desatar la furia del banco visitante para con el juez Claudio Aldecoa, quien hizo la visto gorda y salió disparado detrás de la jugada que prosiguió hasta el área de enfrente. En este caso, Román Piovano tomó la iniciativa y fue derribado por Samuel Garis. Sin embargo, nuevamente Aldecoa dejó seguir el juego y las quejas ahora provenían de ambos lados.
La última del partido fue para el local. Una guapeada de Leandro Grosso, después de robar el balón en tres cuartos de cancha, culminó con el mediocampista dentro de la zona de disparo, no obstante, al momento de la definición, fue claramente derrumbado por Garis en evidente infracción, aunque no para Aldecoa.
De esta manera, el punto repartido le cae bien a un encuentro que mostró realmente poco, pero que parecería haber dejado conforme a ambos de cara a la zona en la que se sitúan.
El árbitro
No fue una buena tarde del colegiado Claudio Aldecoa. En ocasiones se ubicó demasiado lejos de la jugada y por momentos no fue lo suficientemente riguroso. Obvió un penal por bando y en la última jugada del partido debió sancionar falta de Garis sobre Grosso. Regular tarea de sus asistentes Marcelo Mallada y Richard Moyano.
La figura
En un encuentro que no mostró lo mejor de cada uno de los protagonistas se destacó la solvencia y la solidez de Franco Ortiz en la defensa de Yrigoyen. El capitán local estuvo atento durante los 90 minutos y supo lidiar con los “tanques” de Rivadavia. También estuvo bien Samuel Garis en la zaga central de Rivadavia.